EFE
Sao Paulo, Brasil
La venta callejera de toallas con los rostros del presidente Jair Bolsonaro y el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva se convirtió en un termómetro electoral que se viralizó en las redes sociales de cara a los comicios de Brasil del 2 de octubre.
En Sao Paulo y Río de Janeiro, las dos mayores ciudades del país, han proliferado en las últimas semanas los puestos ambulantes con el producto estrella de esta polarizada campaña presidencial: toallas de playa estampadas con imágenes de los dos candidatos favoritos.
EL “DATATOALLA” TRIUNFA EN LAS REDES
Algunos vendedores están contabilizando públicamente las preferencias de cada comprador a través de un marcador casero en una pizarra.
Las imágenes están circulando como la pólvora en internet y las ventas van viento en popa a toda vela.
El fenómeno ya tiene hasta nombre: “DataToalha” (DataToalla), en alusión a DataFolha, el prestigioso instituto demoscópico brasileño que el jueves divulgó una nueva encuesta que otorgó a Lula el 47 % de las intenciones de voto y a Bolsonaro el 33 %.
Y al igual que todas las encuestadoras, El DataToalla va por el mismo derrotero.
En el centro de Sao Paulo, Fernando montó su puesto detrás de una parada de autobús en la Avenida Paulista, a la altura de la sede de la Federación de las Industrias del Estado de Sao Paulo, la patronal más poderosa de Brasil, y está encantado con el ritmo de las ventas.
“Estoy aprovechando la disputada para ganar algo de dinero. La que más se vende es la de Lula”, asegura a Efe este vendedor ambulante de 31 años, mientras un grupo de personas toma una foto del marcador.
El resultado es aplastante: “Bolsonaro 34-193 Lula”.
El precio de cada toalla es de 40 reales (7,6 dólares). También hay gorras de cada candidato por 30 reales (5,7 dólares).
QUEJAS DE LOS BOLSONARISTAS
Lopes trabaja de lunes a domingo y asegura que vende entre 15 y 20 toallas por día, la mayoría del aspirante del Partido de los Trabajadores (PT).
“Los bolsonaristas se quejan mucho, dicen que es mentira el marcador y que estoy haciendo campaña para Lula”, pero, asegura: “No es verdad porque vendo toallas de los dos”.
A Lopes ya le han intentado sobornar para manipular el marcador en favor del líder ultraderechista. “Una mujer llegó a ofrecerme 700 reales (135 dólares), pero le dije que no”, cuenta.
También recuerda que otro seguidor de Bolsonaro le dijo que quería llevarse de golpe 100 toallas del capitán retirado del Ejército, pero que desistió cuando fue informado de que el marcador se altera por cliente, no por el número de toallas vendidas de cada candidato.
La postura de los simpatizantes de Lula que pasean este viernes por la Paulista es muy diferente y camina entre el regocijo y el ansia por una victoria del dirigente izquierdista en primera vuelta, escenario anticipado por algunos sondeos.
“Si fuera rica, compraría 1.000 toallas de Lula”, manifiesta a Efe Julia Espindola, enfermera de 30 años y quien se acercó hasta este punto junto a su hermana tras enterarse por las redes sociales.
Pasada media hora, Lula ha sumado dos puntos (195) y Bolsonaro sigue igual (34).
Lopes, a quien el golpe económico de la pandemia lo dejó en la calle con su esposa y su hija de casi dos años de edad, espera ahora que este furor desatado se mantenga con un eventual triunfo del exjefe de Estado (2003-2010) en los comicios.
“Lula todavía no ha ganado las elecciones y ya está generando empleo”, dice en tono irónico Lopes, que apuesta por una derrota de Bolsonaro, al que acusa de que “nunca le han importado los pobres”.