París ha sido para él la oportunidad de abrirse al mundo, de ver con otros ojos el diseño de moda y, sobre todo, estar cerca de los grandes creadores y profesores
- El joven diseñador Rodrigo Morales Aguilera, que tras ganar varios premios se hace hueco en marcas como Chanel y Zuhair Murad. EFE.
María D. Valderrama / EFE
París, Francia
Para quienes sueñan con trabajar en el mundo de la moda, París es lo más parecido al paraíso.
Pero también una jungla de competencia, exigencia y trabajo duro, como cuenta el joven diseñador rondeño Rodrigo Morales Aguilera, que tras ganar varios premios se hace hueco en marcas como Chanel y Zuhair Murad.
“París gira alrededor de la moda. Como esta semana: ¡Que se pare todo que es la ‘Fashion Week’!”, dice Morales en una entrevista con EFE, en referencia a los numerosos atascos y cambios de agenda que imponen los cuatro encuentros anuales con la pasarela parisina.
Nacido en Ronda (Málaga) en 1998, Morales estudió diseño en Sevilla tras comprender que la moda era para él un arte, una forma de expresarse.
Con 19 años se alzó con el tercer premio del Certamen Crea Sevilla Joven 2018, donde empezó a verse su gusto por una moda atrevida y andrógina, atraída por lo teatral pero también por lo que ve en la calle.
Sus diseños atrajeron al grupo andaluz Califato 3/4, que recurrieron a una de sus colecciones inspiradas del barroco para un videoclip, y al artista Hugáceo Crujiente, con quien trabajó en un proyecto para el Museo Thyssen.
Dos años en el taller del creador sevillano Daniel Lora le sirvieron para aprender todo de patronaje, costura y bordados, una forma de entender la moda muy cercana al estilo francés, y que lo impulsó a dar el salto a París hace un año y medio.
París ha sido para él la oportunidad de abrirse al mundo, de ver con otros ojos el diseño de moda y, sobre todo, estar cerca de los grandes creadores y profesores, que le descubrieron nuevas posibilidades en el Instituto Marangoni, una de las instituciones más reconocidas de la capital.
“Hay que ser valiente para irse fuera. A menudo pueden tratarte mal por ser extranjero, aunque te acostumbras y ahora lo que me sorprende es ir a España y que no me miren mal por pedir que me vuelvan a calentar el plato porque está frío”, comenta entre bromas.
Pero, en el mundo de la moda, nada es suficiente para llegar a cumplir un sueño, y más cuando te reconocen con el primer premio de certámenes nacionales, como el de jóvenes talentos Talons Aiguilles, en 2022.
UNA MODA SIN GÉNEROS
“Cuando llegué y vi al resto de participantes me asusté, había mucho nivel. Me doy cuenta de que cada vez va siendo más complicado”. El miedo no le paró y su presentación centrada en cómo la androginia, que era el tema del certamen, forma parte de su ADN, conquistó al jurado.
“Para mí la moda no tiene género. Mi colección de fin de máster defendía la corsetería de hombre, muy utilizada en algunos momentos de la historia, como entre los dandis, que eran objeto de mofa por llevar corsés”, defiende.
Para él, incluso con los cambios que se están viendo en la industria -cada vez es más frecuente ver diseños para hombre con faldas y códigos tradicionalmente femeninos-, la calle sigue muy alejada de esas propuestas y la moda hombre está muy encorsetada en básicos y monocromáticos.
“Nos tenemos que quitar tantas tonterías de la cabeza”, reclama.
El primer premio del Talon Aiguilles le ayudó a completar un portfolio que en la industria es esencial para poder abrir nuevas puertas, en este caso las del prestigioso Atelier Montex, parte del grupo Métiers d’Art de Chanel y creador exclusivo de los bordados de la “maison”.
Allí pasó los últimos seis meses bordando creaciones de Alta Costura en el equipo de la Aska Yamashita, directora artística y uno de esos rostros ineludibles en la sombra de Chanel.
Ahora, trabaja entre bambalinas para la firma de Alta Costura Zuhair Murad, que desfila en pasarela el próximo miércoles, en un trabajo temporal a la espera de hacerse un hueco en otra firma.
Sueña con Schiaparelli, la “maison” que está copando toda la atención de las últimas semanas de la Alta Costura gracias a las fantásticas creaciones del estadounidense Daniel Roseberry.
Asegura que incluso en París obtener un contrato en la moda es “dificilísimo”, pues la industria vive sobre todo de colaboradores que trabajan día y noche en las semanas previas a la Semana de la Moda.
“Si vives de ‘freelance’ puede que solo tengas trabajo algunas semanas al año. Mi percepción es que tienes que empezar haciendo lo peor para conseguir un trabajo fijo”, explica.
Pero Morales no tiene prisa. Sabe que su objetivo ahora debe ser aprender con los más grandes para un día poder fundar su propia marca y seguir los pasos de sus grandes ídolos, John Galliano y Alexander McQueen, a quien lleva incluso tatuado en el pie.