David Venn
LasMayores.com
Cuando uno revisa las páginas oficiales de Elly de la Cruz, el prospecto dominicano de los Rojos tiene una estatura de seis pies y cinco pulgadas.
De la Cruz tiene la estatura, la corpulencia y las demás herramientas físicas que le han valido ser la promesa número 1 de Cincinnati y el número 14 del béisbol en las listas de MLB Pipeline. Los números al bate son abrumadores. Pero la posición que juega De la Cruz sorprende a algunos, ya que como torpedero, el joven de 21 años recién cumplidos se encuentra en un reducido grupo de campocortos altos en los mayores niveles del béisbol.
“La gente está siempre con ese comentario, que estoy muy alto para jugar shortstop”, dijo De la Cruz en conversación con MLB.com. “Pero eso, en verdad, no me importa. Es la dedicación. Oneil Cruz está allá, metiendo mano. Y ése es más grande que yo. El trabajo es (lo primordial), sin bajar. Y a demostrarle a esa gente que están equivocados, que los grandes también podemos jugar el short”.
Hasta ahora, De la Cruz ha justificado esas declaraciones con una defensa más que aceptable en las paradas cortas. Pero es en la ofensiva donde el oriundo de Sabana Grande ha dado de qué hablar. En el 2022, su primera temporada completa en liga menor, De la Cruz bateó .304/.359/.586 (OPS de .945) en 120 juegos entre Clase-A Fuerte y Doble-A, con 31 dobles, nueve triples, 28 jonrones, 86 empujadas y 47 bases robadas en un total de 513 visitas al plato. En otras palabras, la combinación de bateo de promedio, bateo de poder y velocidad ya se ve claramente en un jugador que también participó en el Juego de las Futuras Estrellas en el 2022.
En ese sentido, De la Cruz llegará a los entrenamientos con más ojos que nunca sobre su persona y su actuación de pretemporada en Goodyear, Arizona.
“No me siento con una gran carga, sino normal, disfrutando el juego, igual que siempre”, expresó De la Cruz sobre su estatus en los Rojos y en el béisbol en sentido general. “Y metiéndole duro, cada día más duro”.
Un tema a seguir en los entrenamientos de Cincinnati será precisamente qué hará el equipo en el puesto de torpedero. José Barrero ha tenido amplias oportunidades y si bien se ha destacado a nivel defensivo, su bateo ha dejado bastante que desear. El cubano lleva línea de .170/.215/.223 en 298 visitas al plato desde el 2020, incluyendo .152/.195/.206 en el 2022. El veterano Kevin Newman es otra opción viable, con De la Cruz en teoría empezando la campaña en Doble-A–donde terminó la temporada pasada–o en Triple-A.
Sin embargo, De la Cruz tiene otra cosa en mente de cara a los entrenamientos.
“La mentalidad mía para este año es ir lo más ready que yo pueda al Spring Training y hacerle un trabajo excelente a esa gente, para ver si me dejan arriba de una vez”, dijo el quisqueyano, quien tiene afinidad por el número 18 en su uniforme debido a la admiración por Didi Gregorius como short en sus tiempos con los Yankees. “Eso es lo que está en mi mente ahora mismo”.
Si De la Cruz sigue bateando como lo ha hecho hasta ahora, el sueño de Grandes Ligas llegará más temprano que tarde. Pero otro sueño del joven ya se cumplió, con su participación por primera vez en la Liga Dominicana con los Tigres del Licey al principio de la campaña 2022-23.
“Eso es algo chulo. Eso es algo bien bonito, jugar aquí en mi país”, manifestó De la Cruz, quien causó una gran impresión en dicho circuito al batear .286/.396/.417 con cuatro dobles, dos triples y un jonrón en 24 partidos y 101 visitas al plato. “La gente tuya viéndote, y la fanaticada. Y esa fanaticada del Licey es la mejor fanaticada”.
Ahora, en la recta final de sus entrenamientos personales en su país, asegura De la Cruz que llegará a Arizona listo para seguir escalando en el sistema de los Rojos.
“Trabajando, física y mentalmente para entrar ready para cuando nos toque jugar allá, donde queremos jugar”, dijo.
Y donde quiere jugar y brillar es en el campo corto.
“Claro, ésa es la posición que me gusta jugar. Mi carrera, quiero que sea en el shortstop”.