CON TAN SOLO SEIS AÑOS DE EDAD, EL JOVEN DOMINICANO CHARLES ROSARIO EMPEZÓ A BAILAR EN GRANDES ESCENARIOS Y GALAS EN LOS ESTADOS UNIDOS.
Yanibel Luna
yanibel.luna@listindiario.com
Santo Domingo, RD
Su amor por esta rama artística nació gracias al impulso de sus padres. Ellos lo motivaron, tanto a él como a su hermana, a hacer algo importante para sus vidas.
Se llama Charles Rosario y resume esa experiencia con frases breves y seguras: “Mis padres no querían que estuviéramos en la calle o sin hacer nada en la casa. Por eso, desde los dos años ya estaba en clases de piano y en diferentes coros y ópera, además de participar en comerciales”.
Rosario realizó su primera presentación artística con la compañía de Ballet Hispánico, quien luego le concedería la beca Futuro Scholarship.
De esos tiempos conserva buenos recuerdos: “Mi primera presentación fue con la compañía que inicié mis clases y en ella me hicieron saber que sí podía hacer esto y que esta carrera me podía abrir las puertas al mundo de diferentes formas”.
Con 19 años de edad, el bailarín, nacido en Washington Heights, Manhattan, de padres dominicanos, explica que, a pesar de no crecer en la isla caribeña, su memoria atesora los mejores recuerdos vividos en República Dominicana: “Sacando cacao y corriendo detrás de los pollos”.
“Mi padre es de San Francisco de Macorís y mi mamá de Santiago”, reveló, a la vez, resaltó que su papá es campesino y eso es parte de su cultura, que se ha ido mezclando en su baile e identidad.
“Una representación dominicana”
Su sueño es lograr que cuando vean su rostro en un escenario, también distingan una representación dominicana: “Mi meta es que al ponerme frente a un público, reconozcan mi rostro, y que ese gesto hacia mi persona sea un símbolo de poner nuestra bandera más en alto”.
En sus reflexiones, la cultura dominicana aparece como elemento esencial en sus bailes y en la forma que ejecuta cada movimiento –dice- “Cuando suena una música clásica, solo escucho una güira, y eso es parte de nosotros”.
Señaló que la música latina tiene valor y que los géneros tan diversos que se escuchan en la actualidad también pueden sonar en los conciertos de ballet.
Valora la importancia de su origen: “Ser latino es viral, los movimientos urbanos están llegando a los Estados Unidos y yo quiero bailar con estos sonidos. Ser latino es un trending, pero también es mi identidad”.
“Quiero ser grande”
Charles Rosario es profesional en lo que hace. Pero su ambición es crecer y aprender algo nuevo cada día, además de ir a la par con lo que se vive en el mundo artístico. Él aspira más.
“No había visto a un dominicano hacer esta ruta, por eso quiero seguir viviendo nuevas experiencias, quiero ser grande” -expresó y prosiguió- “Quiero seguir creciendo profesionalmente, pero también necesito ser ese medio que le pueda abrir las puertas a otros compatriotas con talento”.
Capacitado en diferentes tipos de bailes, desde el clásico, el flamenco, son, guaracha, habanera, africano, moderno y contemporáneo, comentó que el coreógrafo cubano Carlos Acosta es su principal ejemplo a seguir en el mundo de la danza.
“Él es un modelo, un icono para mí”.
Ser hombre ha sido su mayor obstáculo
A determinadas profesiones les suelen poner sexo, limitando a elegir libremente el área en que cada quien desea desarrollarse.
En el mundo del baile, sobre todo en la disciplina del Ballet, los estereotipos continúan en pleno siglo XXI y sin una señal de que la sociedad pueda aceptar de los hombres pueden danzar al son de una melodía, sin dejar de ser hombre.
Charles Rosario no es ajeno a esta realidad, por eso dice “Ser hombre es uno de los mayores obstáculos que he encontrado en el mundo del arte”.
“Hay muy pocos hombres que están interesados en esta parte del arte, empero, hay otros que están muy abiertos y la sociedad lo encasilla porque creen que bailar afecta la masculinidad”.
Agregó que tener este estigma cohíbe a los hombres ser libres en el arte.
“El baile es conexión y yo soy arte”
Con seguridad plena, afirma que: “El baile es una conexión, es algo que sujeta al público a imaginar y a sentir. Es muy débil y para mí, ser adulto es algo que olvido mientras bailo. En otras palabras, esto es arte”.
Según él, el arte es una forma de trabajar el músculo de la imaginación y de la creatividad, algo que muchos no sienten ni entienden, pero que es su forma de vida.
Es emocionante ser testigo de cómo ellos tienen el poder de hacer que una persona olvide todo lo que pasó antes de entrar al teatro para llevarlo a un mundo diferente mediante el baile.
Lo considera algo fuerra de serie: “El arte en vivo, es en vivo, no se puede replicar, aunque haga lo mismo todos los días en diferentes ambientes, como sale en el teatro, sale en el teatro”.
“Al final del día, lo que pasa en el escenario es el arte y eso es lo que siento. Libertad de expresarme, de llevar un mensaje y conectar con la gente”.
Un reconocimiento
Los aplausos son el reconocimiento más noble y sencillo que recibe el artista de su público. Charles Rosario, ya vive y disfruta en carne propia de este espectáculo cuando termina una presentación.
“No hay nada más satisfactorio que poder cambiar la energía de quienes están frente a un escenario: ¡Sentir ese aplauso final es gratificante!”, expresó.
“Hay que darle duro”
Rosario, también motivó a los jóvenes que desean incursionar en el mundo del baile o en cualquier otra rama, a que presten atención a sus mentes y abran sus corazones.
“Todo inicia en tu mente. Si tienes una meta, hay que pinchar, hay que darle duro para lograrlo”.
Becas
Para su formación profesional ha recibido diferentes becas, entre estas están:
“Full tuitions cholarship American Ballet Theatre Jacqueline Kennedy Onassis”, (2021-2022); “La Guardia Father Fame Award, (2021); National Youngarts Winner in modern dance, (2021).
Presentaciones
Su carrera lo ha llevado a conocer diferentes culturas alrededor del mundo, entre los países que ha tenido presentaciones están: Panamá, Cuba, México, Barbados, además de varios Estados en EE.UU.