El gran capitán se preocupa porque nunca le falte nada a sus compañeros en el clubhouse, pues entiende que esto eleva la química ganadora; conversa sobre otros tópicos
PEDRO G. BRICEÑO
SANTO DOMINGO
Emilio Bonifacio fue alguien más que culminó la campaña con nueve triples y arrasó con la mayoría de los lideratos ofensivos en el Round Robin con la camiseta del Licey.
Es quien hace cumplir su status de capitán “al pie de la letra”, quien se preocupa porque a sus compañeros no les falte nada en el clubhouse, que no exista inconvenientes con los estacionamientos entre otros muchos aspectos.
Y Ricardo Ravelo, presidente del equipo lo reconoce y valora el que Bonifacio pida a nombre de sus compañeros, más cuando el equipo se desempeña a buen nivel como ocurrió en el finalizado torneo.
“En ocasiones le pedimos y rogamos que se preocupe más por su accionar en el terreno, que de lo otro se encarga la directiva, pero el veterano de 15 campañas en la Liga no se tranquiliza hasta que no observa algunas situaciones resueltas”, expresa Ravelo, quien junto al jugador e Ildefonso Ureña, Director de Comunicaciones del Licey giraron una visita, con trofeo en manos, a la redacción del Listín Diario en que fueron recibidos por una avalancha de periodistas y empleados de oficina, quienes al percatarse hicieron vibrar los flashes.
“Tengo que preocuparme por los muchachos, esa es una de mis funciones, que ellos se sientan cómodos, pues con mayor amor saldrán al terreno a darlo todo por el equipo”, sostuvo el Boni, cuyas 13 anotadas y empujadas, tres triples y cinco dobletes fueron las mayores cantidades en el Todos contra Todos de este año.
“Para mí lo más importante es ganar y si los muchachos están cómodos las posibilidades de lograrlo serán mucho mayores”, externa Bonifacio.
Tan pendiente ha estado de sus compañeros que en ocasiones ha comprado de su propio dinero algunas que otras cosas que han faltado, como hizo reciente con un calentador que compró.
“Con su forma y entrega, hace mucho mejores peloteros a sus 27 compañeros y esto lo hemos comprobado a cabalidad en el Licey”, sostiene Ravelo, quien lo considera un directivo más, pues está pendiente de todo.
“Que si el agua está calentando, que si el jacuzzi está pinchado, que si hay inconvenientes con los parqueos”, son algunas de las cosas que pasan por su cabeza en el mismo momento en que requiere concentrarse en el partido de la fecha.
No quisiera ir
para llenar espacio
Mientras el presidente del Licey entiende que Bonifacio debe ser convocado al Clásico Mundial, al jugador le gustaría que si es llamado sea para ocupar una posición de utilidad en el equipo.
“Nunca me gustaría ser incluido solo para que mi nombre figure allí, ni ser uno más, si eso llega a producirse quisiera ser un pelotero de rol”, sostuvo el jardinero tras conversar con Héctor J. Cruz, Editor Deportivo y Pedro G. Briceño, redactor en el Café Deportivo de Listín Diario.
Hijo mayor amante
del fútbol, no béisbol
Bonifacio tiene dos hijos, Emil de 11 años y Gael de siete años, pero el mayor es amante del fútbol, no del béisbol como su padre y su tío Jorge.
“Nada, como padre no quise influir en sus gustos, le encanta tanto el fútbol que en el pasado mundial me pedía que pusiera la alarma para despertarlo a las seis de la mañana, porque a esa hora había un partido de su interés”, señala el veterano.
Además, externa que si hubiera preferido al béisbol quizás no retornaría al estadio al día siguiente de haberse ido de 4-0 por ejemplo.
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