En la presentación del mismo el exdirector de esa entidad, Alejandro Montás, indicó que la ejecución tenía un costo de 600 millones de dólares y debía ser sometido al Congreso para su aprobación.
La contaminación de los ríos Haina, Isabela, Ozama y el Mar Caribe producto de las aguas residuales, junto a los grandes charcos que se registran en el Gran Santo Domingo por las lluvias, son algunos de los problemas que a través de los años siguen impactando los residentes de esa demarcación y los gobiernos centrales y locales.
Para la solución del drenaje pluvial y sanitario, en esta zona, la Corporación de Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD), presentó en 2012, un “plan maestro” con el apoyo y financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Este estudio fue realizado por la firma consultora, Hazen And Sawyer.
La investigación determinó que la infraestructura del alcantarillado existente era “insuficiente y obsoleta para las necesidades de una ciudad moderna”, además de que el sistema de alcantarillado presentaba varias debilidades, en la que se destacan que sólo alrededor del 18% de las calles de Santo Domingo están servidas con redes de alcantarillado sanitario y el 80% de estas, solo contaban con 8 pulgadas de diámetro.
Además de que “grandes áreas de la ciudad continúan siendo servidas con pozos sépticos y filtrantes. Se estima que solo el 5% de la población cuenta con servicios de tratamiento de aguas residuales. Con 12 plantas de tratamiento existentes, de las cuales sólo 4 operan. La mayoría de descargas de aguas negras es realizada directamente, sin ningún tipo de tratamiento, a los ríos que circundan la ciudad, al acuífero, o al mar Caribe”.
Ante esta situación, la CAASD determinó que la intervención del plan era “urgente”.
En la presentación del mismo, el exdirector de esa entidad, Alejandro Montás, indicó que la ejecución de este plan tenía un costo de 600 millones de dólares y debía ser sometido al Congreso Nacional para su aprobación.
PUNTOS CLAVES DEL PLAN ESTRATÉGICO
Este plan buscaba soluciones integrales viables para la colección, tratamiento y disposición final de las aguas residuales domésticas e industriales, a través de la rehabilitación de 12 plantas de tratamiento, la construcción de otras 7 y la instalación de 4 Emisarios Submarinos o descarga submarina. Esto consiste en una tubería que conduce el agua de las estaciones depuradoras de aguas residuales hasta el mar.
Algunas de estas plantas de tratamiento estarían ubicadas en San Antonio de Guerra; Los Alcarrizos Sur, Hainamosa; Boca Chica; Los Tres Brazos; Batey Guanuma en La Victoria, Santo Domingo Norte; La Culata; La Zurza e Higüero Abajo.
Mientras que las descargas Submarinas estarían ubicadas en la Núñez de Cáceres; Alma Mater; Los Frailes y Guajimía.
En la elaboración de este plan se rehabilitarían, además de 218 kilómetros de redes de alcantarillado, se expandirían 3,340 kilómetros de redes secundarias y terciarias y 535,700 conexiones domiciliarias.
Además de la instalación de 306 kilómetros de redes principales, troncales e interceptores sanitarios, sumado a la instalación de 34 estaciones de bombeo.
En su estudio, la empresa Hazen And Sawyer presentó 4 opciones que podrían realizarse, eligiendo la CAASD la última opción, debido a que era de menor inversión inicial y permitía el desarrollo en etapas, debido a que el proyecto se prendía ejecutar más allá del 2050.
Esta opción consistía en eliminar la necesidad de túneles, reducir cruces de ríos, disminuyendo dificultades constructivas y costos.
Las obras prioritarias que se pretendían desarrollar desde el 2013 hasta el 2017 eran: plan de rehabilitación de colectores existentes en la Núñez de Cáceres; Alma Mater; La Zurza Hainamosa – Villa Liberación; Los Alcarrizos Sur y Los Tres Brazos.
Además, la rehabilitación de 12 plantas de tratamiento de aguas residuales, ubicadas en La Ciénaga, Satélite Duarte, Villa Pantoja, Los Ríos, Vista Bella, Hainamosa, Villa Liberación, Prado San Luis, Los Americanos, Caballona, Puerta de Hierro y Los Jardines.
Este plan contemplaba el crecimiento poblacional estipulado hasta el 2040 en el Gran Santo Domingo.