Jue. May 2nd, 2024
Kevin Cabral FUENTE EXTERNA

El pasado domingo, los Mets de Nueva York retiraron el número 16 que utilizó Dwight Gooden en sus años con la franquicia. En su cúspide, a mediados de los 80, el derecho nacido en Tampa fue el lanzador más dominante y taquillero en MLB. Lamentablemente, sus problemas de adicción lo perseguirían durante la mayor parte de una buena carrera que debió ser de Salón de la Fama.

Gooden llegó a Grandes Ligas en 1984, cuando tenía 19 años, y venía de dominar la Liga de Carolina Clase A. En esa ocasión, el dirigente Davey Johnson tuvo que “pelear” con la gerencia de los Mets, que prefería enviar al prospecto a ligas menores para continuar su desarrollo.

La insistencia de Johnson probó ser justificada. En su año de novato, tuvo marca de 17-9, 2.60 con 276 ponches en 218 episodios y fue seleccionado Novato del Año de la Liga Nacional.

Esto fue sólo un calentamiento para lo que ocurrió en 1985, cuando el joven lanzador tuvo marca de 24-4, 1.53 y 268 ponches, ganó la Triple Corona de pitcheo y tuvo el segundo mejor PCL en la era conocida como de la “pelota viva”, que inició en 1920.

En la temporada siguiente no se acercó a esos niveles, pero ganó 17 partidos y fue clave en el excelente equipo que se convirtió en el campeón de 1986. En esa época, los susurros de problemas de sustancias iniciaron, y tomaron otro nivel cuando Gooden sorpresivamente no asistió al desfile de campeones del equipo luego de una noche de “parranda”.

En la primavera siguiente, el mundo quedó decepcionado cuando el lanzador dio positivo a cocaína y se vio precisado a anunciar que entraría a un centro de rehabilitación para evitar una suspensión. De ahí en adelante, las cosas nunca fueron iguales.

Gooden se mantuvo como un lanzador importante de los Mets hasta 1993, pero jamás se acercaría los niveles de producción de sus dos primeros años.

En 1994, fue suspendido por 60 días al dar positivo a cocaína en una segunda ocasión. Durante ese período, tuvo otro positivo que provocó una suspensión por toda la temporada de 1995.

La buena voluntad de George Steinbrenner, propietario de los Yankees, le permitió a Gooden acceder a una nueva oportunidad, tirando un no-hitter y siendo parte de otro equipo campeón en 1996, antes de retirarse en 2000.

Concluyó con 194 victorias, 2293 ponches y PCL de 3.51. Lamentablemente, la de Dwight Gooden es una historia de talento especial desperdiciado por malas decisiones fuera del terreno.