Santo Domingo, RD
Nació en la comunidad de Baitoa, Santiago, donde cursó los estudios de primaria y luego completo la secundaria en el Liceo Onésimo Jiménez de esa ciudad.
Se desempeñó como profesor en su pueblo natal, siguiendo una tradición familiar, ya que sus padres también fueron formadores de niños que luego se convirtieron en destacados profesionales. Ingreso a la Universidad Católica Madre y Maestra donde se graduó con honores de la licenciatura en Trabajo Social, en la promoción del año 1971.
Por sus méritos académicos, obtuvo una beca para especializarse en los Estados Unidos haciendo una maestría en Desarrollo Comunitario, en la Universidad de Madison, Wisconsin. Año más tarde, se graduó de Abogado, también con honores en la Pucamayma, aunque su pasión y orgullo en el ejercicio profesional fue su desempeño como Trabajador Social.
Fue uno de los pioneros en incursionar en el Trabajo Social Municipal, creando un departamento en el Ayuntamiento del municipio de Santiago; ocupando más luego las funciones de Regidor y Presidente del Concejo edilicio. Fue nombrado en el gobierno de Jorge Blanco en la posición de Gobernador de la Provincia de Santiago y también se desempeñó como Vicepresidente y Asesor de la Liga Municipal Dominicana.
Fue profesor y director de la carrera de Trabajo Social en la Pucamayma de Santiago, mereciendo el reconocimiento de todos sus alumnos por sus conocimientos y capacidad de transmitir sus experiencias.
En su desempeño profesional ejerció la función pública de Presidente Administrador del Instituto de Desarrollo y Crédito Cooperativo ( IDECOOP), durante dos periodos, en los gobiernos de Jorge Blanco e Hipólito Mejía.
Javier Peña tuvo una trayectoria de éxitos en el fomento y desarrollo del cooperativismo dominicano, promoviendo las cooperativas escolares, organizando y creando cooperativas de limpiabotas, turísticas, eléctricas, en las zonas franca, también cooperativas de producción, de regantes, de pescadores en la zona sur del país, así como la cooperativa minera de larimar con artesanos de la Ciénaga, Barahona. Además, desarrollo programas especiales orientados a la mujer, a la juventud y al fomento de la pesca.
Su gestión priorizo la formación e incorporación de grupos cooperativos en todo el país. Solo en el periodo del 2001 al 2004 se promovieron más 235 cooperativas y se rehabilitaron igual número que estaban desarticuladas.
Se fortalecieron los vínculos del Idecoop con las superestructuras del cooperativismo nacional, como la Federación Nacional de Cooperativas, la Federación de Cooperativas de los camioneros, así como con la Federación de Cooperativas Agropecuarias de El Pozo, Nagua.
En su gestión se elaboró un protocolo para ser consensuado con el cooperativismo nacional para el fortalecimiento de las Federaciones y la Confederación Nacional, en interés de asegurar el fortalecimiento y la sostenibilidad de esas estructuras.
La educación cooperativa fue uno de los principales objetivos de esa gestión, orientada fundamentalmente a crear estructuras multiplicadoras y auto sostenibles que coadyuvaran al empoderamiento de los socios en sus emprendimientos. Se sensibilizo al liderazgo del sector sobre la importancia de fortalecer el componente educativo, lográndose en las cooperativas la constitución y capacitación de los equipos humanos responsables de estas tareas de manera autogestionaria.
A nivel institucional, se preparó un equipo técnico de alta calidad, en capacidad de responder a las demandas educativas del sector. También se introdujo como eje transversal de las cooperativas la perspectiva de género, la cual permitiría ir creando criterios de igualdad y equidad entre hombres y mujeres, a fin de afianzar el liderazgo y los niveles de participación de estas en los proyectos orientados a mejorar su calidad de vida y el de sus familias.
En esta gestión se promovieron y se formaron los Consejos Regionales de Vigilancia en procura del fortalecimiento de ese importante órgano de fiscalización y control de las cooperativas, para crear conciencia sobre el manejo idóneo de los recursos de los socios. En ese periodo se inició el proceso de organización de los motoconclistas en la provincia Santo Domingo, Monseñor Nouel y Azua, con el propósito de crear cooperativas locales y avanzar en la constitución de una Federación Nacional de ese importante sector.
Este legado aportado por la gestión de Javier Peña al movimiento cooperativo dominicano, contribuyo a que hoy el cooperativismo en nuestro país, como libre asociación de individuos y familias, contribuya al desarrollo económico y social, impactando positivamente en la calidad de vida, de amplios sectores poblacionales, pero, sobre todo, a aquellos afectados por la extrema pobreza. El cooperativismo ha demostrado ser instrumento para hacer frente a las necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales, de aquellos que voluntariamente han decidido gestionar un cambio en su vida.
Fuente:
Informe de gestión de fecha 10 de octubre del 2001
elaborado por la TS Elba Franco, Sub Administradora de Desarrollo ( IDECOOP)