Los drenajes de la calle se encuentran “tapados”, lo que provoca que el agua no tenga hacia dónde correr y permanezca estancada desde hace aproximadamente dos años
La calle 6 del sector Arroyo Bonito en Manoguayabo no es la viva representación del nombre que lleva la localidad, pues los grandes cúmulos de aguas estancadas en esta vía se han convertido en una especie de arroyo, con la diferencia de que el lodo, mosquitos, y lana solo traen desasosiego a los moradores, sobre todo en épocas de lluvias.
“Estos tiempos de lluvias lo hemos estado pasando en zozobra fuerte, desde que dura media hora lloviendo ya tenemos el agua a punto de entrar a nuestro hogar; cada vez que anuncian agua o una vaguada ya uno está recogiendo, todo esto es una desesperación”, expresó Juan Aguiar, cuya casa se encuentra ubicada justo en frente de la calle 6.
Según explicó Aguiar, los drenajes de la calle se encuentran “tapados”, lo que provoca que el agua no tenga hacia dónde correr y permanezca estancada desde hace aproximadamente dos años y pese a que en varias ocasiones se han presentado ingenieros en la zona que reconocen que hay que colocar tuberías nuevas, “solo los dejan con el mensaje de que volverán a medir, pero no regresan”.
“Se ha ido a la CAASD, al ayuntamiento a todas partes y no han podido venir a hacer nada”, manifestó el residente de 77 años para quien la situación se ha vuelto una agonía, ya que cuenta que para transitar por la calle él y sus vecinos han tenido que trazar caminos con blocks y esperan que las lluvias no les sorprenda de noche.
“No resistimos esta desesperación si el agua nos agarra de noche nos podemos ahogar con esas temporadas de agua que vienen’’ dijo Aguiar al tiempo que recordó como el sector sufrió los duros embates de las torrenciales aguas de noviembre del pasado año.
Y es que al abrir sus puertas muchos de los moradores con lo primero que se topan es con esta especie de arroyo, al que incluso los niños han tomado como un río cualquiera en el que pescan, hacen barcos de papel y juegan con las aguas negras aposadas, siendo vulnerables a las enfermedades.
“Uno no duerme tranquilo aquí, usted se acuesta un ratico y los mosquitos lo pican por todos los lados. La calle se mantiene llena de agua, no baja por ningún lado; vienen y vienen y le prometen a uno y nada. Uno tiene que caminar como los chivos aquí (haciendo referencia a los caminos de block)”, indicó Glennys Mendez, quien ha perdido las esperanzas de poder algún día caminar por la calle seca.
Mendez destacó que como el agua se mantiene estancada los días de lluvia se convierten en una pesadilla para todos, ya que viven con sus enseres montados en mesetas, estantes y otros espacios de la casa de gran altura que les permita asegurar sus artículos de perecer en el agua cuando esta penetra el hogar.
“Cuando pasa una semana que ya no está lloviendo pues uno vuelve a bajar todo otra vez, mientras uno pone todo encrespado como que uno vive en el campo. Uno está aquí porque esto es de uno, pero no es fácil”, aseveró.
Con una temporada ciclónica que según los expertos será muy activa este año, los recuerdos de la inundación de noviembre sigue atormentando la mente de estos moradores, temiendo que algo similar pueda volver a ocurrir si no se soluciona la problemática a tiempo.
“Eso fue un trauma para todo el mundo, porque con la inundación teníamos mucho miedo, las casas se pusieron medias cosa que nunca hubiese pasado”, dijo Mendez.