Su visita fue de solo 24 horas y al salir del avión se postró de rodillas para besar el suelo dominicano ante miles de personas que se encontraban presenciando la llegada del papa al país.
En 1979, hace ya 45 años, fue la primera vez que un papa visitó República Dominicana. Juan Pablo II llegó a la 1:30 de la tarde por el Aeropuerto Internacional de Las Américas (AILA) el 25 de enero.
Fue recibido por el entonces presidente de la República, Silvestre Antonio Guzmán Fernández, el vicepresidente Jacobo Majluta, sus esposas y el cardenal Octavio Antonio Beras Rojas.
Para esa fecha, Juan Pablo II eligió la República Dominicana para emprender su cruzada mundial, luego de meses de haber asumido como sucesor del trono de San Pedro.
Su visita fue de solo 24 horas y al salir del avión se postró de rodillas para besar el suelo dominicano ante miles de personas que se encontraban presenciando la llegada del papa al país.
Su traslado del aeropuerto a la Catedral fue como una caravana, pues decenas de personas salieron a las calles para observar la ruta del Pontífice, dicha multitud también se reunió en los alrededores del templo y de la Plaza de la Independencia.
El motivo de esta visita fue para asistir a las celebraciones de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM).
Ese jueves 25 de enero de 1979 el Gobierno declaró ese día como “día de regocijo popular” y no hubo actividad en las oficinas de administración pública, mientras que la mayoría de las empresas privadas laboraron hasta el mediodía.
Durante la misa de ese día, el papa exhortó a los católicos a que se esfuercen y construyan un mundo más justo en el que “no prevalezca jamás lo económico ni lo político sobre lo humano”.
Para horas de la noche, alrededor de las 8:40 p. m., el presidente Guzmán junto a su esposa, visitaron al sumo pontífice en la sede de la Nunciatura, donde estuvieron por alrededor de 15 minutos.
En una ocasión, una periodista le preguntó ¿por qué iniciar su peregrinar en una pequeña isla caribeña? A lo que este respondió “siempre he sentido una especial fascinación por América Latina, y República Dominicana fue una vez su puerta. Además, ¿cómo no querer ver con ojos propios la tierra que fuera llamada la más bella de todas?”.
SEGUNDA VISITA DE JUAN PABLO II A REPÚBLICA DOMINICANA
La segunda ocasión fue en 1984, el 11 y 12 de octubre, seis años después y fue recibido por el entonces presidente Salvador Jorge Blanco. En esta ocasión también besó el suelo dominicano.
Durante el primer día, Juan Pablo II ofició una misa en el Hipódromo Perla Antillana, que debido a una vaguada hubo una baja asistencia. Al día siguiente, el sumo pontífice dirigió un mensaje en la Conferencia Episcopal de América Latina (CELAM) en el Estadio Olímpico. Los jóvenes fueron el centro de su predicar en ese viaje.
Así como en su primera visita, el 11 y 12 de octubre de 1984, fueron declarados de “regocijo nacional”.
Juan Pablo II visitó la Catedral Primada de América y el Palacio Nacional.
TERCERA VISITA DE JUAN PABLO II A REPÚBLICA DOMINICANA
Para celebrar el V Centenario de la evangelización en América, e inaugurar la IV Conferencia del Episcopado Latinoamericano (Celam) fue la tercera visita de Juan Pablo II al país, el 9 de octubre de 1992.
Para esta visita el papa no beso el suelo dominicano, llegó al país casi tres meses después de una operación intestinal.
El presidente de ese entonces, Joaquín Balaguer, lo recibió. Al día siguiente, 19 de octubre, el papa y el presidente Balaguer tuvieron un encuentro en el Palacio Nacional. Ese día también ofició una misa en la Catedral Primada.
Para el domingo 12 presidió una misa en la explanada del Faro a Colón, donde canonizó al beato Ezequiel Moreno y Díaz.
El 13 de octubre visitó Higüey y ofició una eucaristía en la explanada de la Basílica Nuestra Señora de La Altagracia.
Además, dejó inaugurada la cuarta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, ante 34 cardenales y unos 200 obispos que estaban reunidos en la Casa de San Pablo.
Ese mismo día también se reunió con los obispos haitianos en la Nunciatura Apostólica, donde pidió apoyo a los haitianos que luchaban por renunciar a la violencia y por establecer un clima de tolerancia.
También visitó el hospital infantil Robert Reid Cabral, al que donó cien mil dólares.
Con estos tres viajes al país durante todo su pontificado, República Dominicana se convirtió en una de las naciones más visitadas por el sumo pontífice.