Lun. Nov 11th, 2024
La modalidad la impulsó el ministro Luis Miguel de Camps.

República Dominicana ya se sumó a los demás países que han probado la semana laboral reducida, como Estados Unidos, Colombia y México. Lo hizo a través de un plan piloto “voluntario” de tres meses cuyos resultados arrojaron aspectos positivos tanto en la productividad como en la reducción del estrés de los trabajadores y su calidad de vida.

Al destacar los resultados, presentados por un equipo de investigación de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), el ministro de Trabajo, Luis Miguel de Camps, dijo que como país “tenemos que ser más competitivos”, y aclaró que esa meta “no puede ser a costa de la calidad de vida” de los trabajadores. El estudio, además, arrojó que la productividad se mantuvo igual (en algunos casos subió ligeramente) a pesar de la reducción de horas laborales que, en promedio, fue de un 15%: pasó de 44 a 36, es decir, ocho horas menos.

“(Eso) pudiera ser una de las vías de aumento de competitividad, porque para los tipos de trabajo del conocimiento, que son los tipos de trabajo en donde este tipo de mecanismos tiene mayor vocación de poderse aplicar, pudiera hacerse mejor uso del tiempo y, consecuentemente, ser más competitivos”, explicó el ministro. De Camps subrayó que este plan piloto solo podría aplicarse en las empresas y modelos de trabajos de servicios o venta de productos, y que implique el conocimiento. La iniciativa, en la que participaron 492 trabajadores, entre ellos supervisores, de al menos seis organización públicas y privadas, reveló que los objetivos empresariales se cumplieron siempre en un 91% y casi siempre en un 9%. 

El empleado trabajó de lunes a jueves, sin la disminución del salario, descansando viernes, sábado y domingo.

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Durante el experimento, el estrés de los empleados bajó un 76.4%, mientras que en un 11.7% se mantuvo, y otro 11.9% subió. También, los empleados lograron tener más tiempo para hacer actividades recreativas, en un 93.8%, tras concluir con sus jornadas laborales.

Además, la calidad de vida en el trabajo subió un 95.3%, el balance entre el trabajo y la vida privada aumentó un 88.6%, la salud mental incrementó un 77.4%, la salud física subió un 77.2%, y el rendimiento profesional y motivación por el trabajo aumentaron 72.7%, y 78.7%, respectivamente.

Al pasar por un proceso de entrevistas, por el equipo de investigación de la PUCMM, que levantó y procesó los resultados del plan piloto, el 85.9% de los trabajadores manifestaron que nunca sintieron frustración, un 80.1% nunca tuvo mal humor, y otro 75.4% nunca experimentó agotamiento físico.

En cuanto a la calidad de vida, el tiempo para actividades sociales o recreativas fue algo “positivo” para un 99.3% del grupo de empleados, así como el tiempo dedicado a la familia para un 98.5%.

Estos resultados indicaron que la reducción de horas no afectó las metas estratégicas ni operativas de los departamentos involucrados.

Además, el 96% de los supervisores consultados no requirieron más trabajadores para cumplir con las funciones habituales.

El ministro de Trabajo, Luis Miguel de Camps, dijo que el plan piloto seguirá siendo “voluntario”, para aquellas empresas que quieran introducirlo en sus esquemas laborales.

“No se requiere ninguna reforma de ley, porque esto es y seguirá siendo voluntario. Las empresas que quieran aplicarlos, los trabajadores que quieran aplicarlo, lo pueden aplicar desde ya”, dijo el ministro, al conversar con periodistas.

El plan piloto se implementó con el objetivo de mejorar la salud y el bienestar del empleado, así como la productividad de las compañías.

Las empresas que participaron durante los seis meses de ejecución fueron: Empresa Distribuidora de Electricidad del Norte (Edenorte), la Empresa Generadora de Electricidad Haina (EgeHaina), Ergotec, IMCA, el Sistema Único de Beneficiarios (Siuben) y el Seguro Nacional de Salud (Senasa).