En una era en la que mucha gente comparte su día a día en redes sociales, las vacaciones no iban a ser menos… Por eso, hay lugares como estas calas de Europa que se vuelven el escenario idóneo para una instantánea con el móvil.
En Europa hay calas secretas como las que se encuentran en Cassis (Francia), Cerdeña (Italia) o Algarve (Portugal).
Si bien Ibiza es la isla balear más famosa, Menorca esconde en su corazón una de las más bonitas calas.
Aquellos que busquen un destino atípico lleno de playas hermosas se darán cuenta de que Ksamil, en Albania, ha ganado cada vez más popularidad en Instagram.
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Entre los meses de junio y agosto, son muchos los que, a la hora de viajar, eligen un destino en el que la playa, el sol y el mar tengan todo el protagonismo.
Sin embargo, mientras que muchas personas escogen lugares llenos de vida nocturna y turismo social, los hay que prefieren desconectar en aguas perdidas.
Además, en una época en la que todo se puede inmortalizar con el teléfono, son muchos los fotógrafos aficionados e “influencers” que buscan lugares donde sacar las mejores fotos para compartir en redes sociales como Instagram.
Y da la casualidad que en Europa, lejos de los destinos más exóticos o bulliciosos, hay algunas calas secretas que harán las delicias de todo el que tenga ganas de sacar una buena instantánea en medio del relax. Estas son las cinco playas más bonitas del continente.
CASSIS (FRANCIA).
En la región marsellesa de Cassis, en Francia, se esconde una cala que muchos no conocen, pero que quienes descubren quedan enamorados de ese paraíso perdido en el que desconectar del mundanal bullicio en busca de paz y naturaleza.
El hecho de que sea difícil llegar, teniendo que acceder por vía marítima o caminando durante 3,5 kilómetros entre acantilados abruptos pero impactantes a la vista, es lo que hace que sea un lugar casi secreto.
Pero quienes aguanten la caminata llegarán a Calanque d’en-Vau, un entorno idílico en el que, además de la desconexión y de unas cuantas fotos inolvidables, se puede disfrutar del paddle surf lejos de la civilización.
KSAMIL (ALBANIA).
Albania se ha convertido en un destino turístico cada vez más popular, debido a que sus paisajes de arenas blancas y aguas turquesas recuerdan a los del Pacífico, y está lleno de islas muy cercanas unas de otras que pueden visitarse en un precioso recorrido.
Y es que dentro de la Riviera albanesa, cerca de la frontera con Grecia, se encuentra Ksamil, un lugar cuyas playas son cada vez más recurrentes en las publicaciones de Instagram, debido a su aspecto digno de postal.
CERDEÑA (ITALIA).
En la región italiana de Cerdeña existe otro lugar secreto que todo “instagrammer” querría visitar. Porque su Cala Goloritze, una de las más bonitas del mundo, es de difícil acceso (se necesitan embarcaciones marítimas) y se considera un lugar protegido desde 1995.
Sin embargo, los que van no pueden evitar quedar impactados por todas las formaciones rocosas en picos que adornan sus aguas turquesas, siendo la “agua Goloritze”, como el nombre de la cala, la más famosa de ellas. Un escenario que cualquiera querría capturar y compartir para el recuerdo
MENORCA (ESPAÑA)
Menorca podría definirse como una de las ínsulas europeas más “instagrameable” del continente.
Porque tiene algunas de las playas más bonitas de la zona, con miradores desde los que observar el atardecer y unos hermosos mares turquesas en los que hacer esnorquel o buceo para disfrutar de sus impresionantes fondos.
Además, en esta isla encontramos otro de esos lugares de arena fina y aguas dignas de foto para Instagram: Cala Macarelleta. Un lugar que parece sacado de un cuento de hadas, con bosques verdes rodeando la zona playera.
ILHA DE TAVIRA (PORTUGAL).
Y, de nuevo, otro lugar secreto. Porque, si bien el destino portugués de Algarve no es nada desconocido, no muchos saben que allí se esconde una isla en la que, además de encontrar todos los servicios típicos como el camping o la restauración, el sitio en la playa está casi asegurado al no ser muy concurrido.
Se trata de la Ilha de Tavira: con una preciosa catedral y una torre con el nombre de la isla pero, sobre todo, con 11 kilómetros de playas de finas arenas y cristalinas aguas, en las que la ausencia de aglomeraciones permite sacar fotografías que parecen escenas de cine.