La presidenta electa aprovechó para delinear los ejes de su política de seguridad y ratificó que será similar a la del gobierno saliente de atención a las causas de la violencia.
A más de dos meses de su elección, Claudia Sheinbaum recibió el jueves de manos de las autoridades del Tribunal Electoral del Poder Judicial de México la constancia que la acredita como presidenta electa tras la validación de la votación del 2 de junio.
El trámite representa el último paso que debía seguir Sheinbaum antes de la toma de posesión del 1 de octubre cuando asumirá como la primera presidenta de México para el período 2024-2030.
Al recibir la constancia de mayoría de votos, Sheinbaum celebró que su elección se diera en medio de una jornada “pacífica, democrática y libre” y recordó que el mandato que le dio la mayoría de los mexicanos fue continuar y avanzar el proyecto político que inició el presidente Andrés Manuel López Obrador en 2018.
“Nadie debe temer”, dijo Sheinbaum al asegurar que gobernará con un “sentido amplio” de la justicia y no permitirá que regrese “la corrupción ni los privilegios”.
La presidenta electa aprovechó para delinear los ejes de su política de seguridad y ratificó que será similar a la del gobierno saliente de atención a las causas de la violencia. “Me comprometí durante el proceso electoral a seguir construyendo la paz, atendiendo las causas y abatiendo la impunidad y el pueblo lo aprobó con su voto. Lo haremos con estrategia. No regresará la guerra contra el narco”, puntualizó.
Durante su sexenio, López Obrador dio a las Fuerzas Armadas un papel más preponderante en las labores de la seguridad pública, pese a las críticas de las organizaciones humanitarias que exigían fortalecer las policías, pero se evitó una confrontación más abierta con los poderosos cárteles del narcotráfico para distanciarse de la política del expresidente Felipe Calderón (2006-2012) que promovió un combate frontal a esas organizaciones criminales.
“México ha roto el techo de cristal”, expresó la titular del Tribunal Electoral, Mónica Soto, al aplaudir la llegada de una mujer a la presidencia. En un discurso Soto lamentó las muertes que se registraron durante el proceso electoral y recordó que “la violencia, la polarización y el odio laceran la democracia y las libertades”.
Previo al inicio del acto, a las afueras del Tribunal Electoral en el sur de la capital mexicana, se concentraron seguidores de Sheinbaum y de la oposición, lo que generó momentos tensión.
Mientras un grupo de manifestantes oficialistas gritaba consignas a favor de la futura presidenta, desde la acera de enfrente un opositor les respondía, por medio de un parlante: “mentira, no es cierto, nada está resuelto”.
Las autoridades electorales se demoraron en emitir la constancia de mayoría de votos y la declaración de validez de los comicios debido a que la Sala Superior del tribunal debió discutir previamente varias acciones de impugnación, que incluyeron más de dos centenares de juicios de inconformidad contra cómputos distritales y un proceso en el que se solicitó la nulidad de la elección, según informó esa instancia en un comunicado.
Todos los alegatos fueron desestimados y se confirmó que Sheinbaum ganó los comicios presidenciales al recibir 35,9 millones de votos que representaron 59,76% de los sufragios emitidos, dijo el Tribunal Electoral al declarar por unanimidad la validez del triunfo de la candidata del partido gobernante Morena.
Sheinbaum se impuso por más de 30 puntos porcentuales sobre su más cercana rival, la senadora Xóchitl Gálvez, candidata de una coalición opositora.
Gálvez presentó en el Tribunal Electoral una impugnación al proceso alegando que López Obrador intervino en los comicios y que se utilizaron recursos públicos a favor de Sheinbaum.