Teatro Lluvia tendrá el reto de mantener en sus asientos al público hasta el 15 de septiembre en las restantes funciones de la obra en la sala Máximo Avilés Blonda del Palacio de Bellas Artes
Seis actores y seis actrices, que durante 14 semanas estuvieron ensayando para presentar la primera exhibición en el país de la obra “Leard: Rey sin corona”, fueron los encargados de mantener al público de la sala Máximo Avilés Blonda del Palacio de Bellas Artes, atentos a la trama por más de cuatro horas.
Aún en la última reunión, el grupo de actores, reunidos en un círculo, tenía claro que conectar con el espectador, a través de cinco actos y 26 escenas, era el reto y que la expectativa era romper.
El escenario no estaba acondicionado con mucha instrumentaria, salvo unas piezas que simulaban rocas, puertas y espejos.
Los vestuarios tampoco fueron extravagantes, dándole ese aire de obra clásica a una adaptación de la obra original de Shakespeare en el siglo XXI.
La función estaba pautada para iniciar a las 8:00 de la noche del viernes, pero a las 7:56 la gran mayoría de los asientos permanecían vacíos.
Las figuras de las caras esculpidas en las paredes de la sala parecían no dar un buen augurio. A las 8:11 el humo brotó y el show empezó.
La trama versa sobre un rey llamado Leard que convoca a sus tres hijas para que le expresen su amor y este a cambio le ofrece terrenos y fortuna como dotes.
Dos de ellas expresaron a su padre un amor que incluso afirmaron que no se podía expresar con palabras. Pero la más pequeña marcaría una rotunda diferencia al llegar su turno.
“Infeliz como soy, no puedo sacarme el corazón por la boca”, fue una de las muchas oraciones con las que Cornelia, la hija menor del rey Leard, desataría la furia de su padre al no tener nada que decir en agradecimiento.
El rey, furioso con la hija a la que había planeado que fuera su sucesor en el trono, la expulsa sin ninguna riqueza del reino y sin nada más que un esposo.
Para el director de la obra, José Emilio Bencosme, esta “es una obra difícil para tiempos difíciles”, por lo que considera que el contexto que se vive tanto en país como a nivel global propicia el panorama para enfrentar este tipo de textos y de preguntas que la obra lanza, pues tiene muchas reflexiones sobre la naturaleza humana.
Y es que lo que en un principio puede verse como una simple repartición de propiedades desencadena una lucha por el poder, riqueza, traición, redención y control, pues aquellas que habían confesado un gran amor terminaron por dejar a su padre en la miseria, sin cuidadores y sin reino.
Mientras que Leard le dio toda su fortuna a sus dos hijas y las convirtió en sus guardianas, pero el rey, que ya solo lo era de nombre, pronto se arrepintió de su decisión, pues se dio cuenta de que los planes de sus hijas no eran tan nobles.
Sin embargo, para llegar al final de la trama, muchos espectadores se llevaron una sorpresa cuando a las 11 de la noche, durante un receso para cambiar el escenario, se enteraron que a la obra le faltaba una hora y media para culminar, convirtiéndose en un verdadero reto para ellos permanecer en la sala y al que varios desistieron.
Arturo López, José Roberto Díaz García, Canek Denis, Clara Morel, Alondra González, Robelitza Pérez, Alex Moncas, Julia Lucrecia Taveras, Héctor Then, Saul Molina, Alexis Luciano y Onaya de los Santos, de la mano de Teatro Lluvia, son quienes tendrán el reto de mantener en sus asientos al público hasta el 15 de septiembre en las restantes funciones de la obra.