Jue. Sep 26th, 2024

Nacido en San Pedro de Macorís, es hijo de una dominicana y un belga y habla español, inglés francés y neerlandés.

Steven Verplancken Jr. desea vestir el uniforme de la selección nacional de baloncesto de mayores. Fuente Externa

Santo Domingo, RD

Aunque puede sonar extraño, Steven Verplancken Jr. es un jugador dominicano de baloncesto que ha dado sus primeros pasos como profesional en su país de nacimiento.

De padre belga y madre dominicana, es un nativo de San Pedro de Macorís que ha participado con la selección nacional en categorías menores y sueña con estar otra vez, ahora en la de mayores, y seguir los pasos de Andrés Feliz y Jean Montero.

“Nací en San Pedro de Macorís, mi familia es de Consuelo donde tengo a mis abuelos, tíos, primos y a los nueve años me fui a Bélgica donde aprendí las primeras técnicas del baloncesto”, dice el especialista en lances de tres puntos que ve acción con el equipo de Los Prados en el torneo superior distrital.

Se mudó desde Punta Cana al país europeo. Visitaba de vacaciones el país hasta que a los 16 años recibió una beca para una escuela de bachillerato en West Virginia y en la cual coincidió con varios compatriotas.

“Estaban Danny Vitiello, Anderson Mirambeaux, David Jones, Luis Herrera, Elián Torres. Mi primer año fue el último de Danny con la selección y le dijo a la federación sobre mí”, agregó. Estuvo en el Campeonato de las Américas U-18 en el 2018 en Canadá.

Aunque el equipo no comenzó bien sí terminó por todo lo alto terminando entre los primeros 25 en los Estados Unidos.

“No me dieron la oferta que quería para la División I, así que me decidí por una pequeña en West Virginia. Aposté por mi, por mi talento y mi trabajo”, expresa.

Tras su labor allí comenzaron a llegar las ofertas de la División I.

“Elegí a Southern Illinois en una conferencia buena, defensiva, muy física”, recuerda Verplancken, quien se define como un jugador que hace lo que el equipo requiera para ganar.

Sus últimos dos años estuvo con los Wildcats de Weber State (Utah) donde se enamoró del estado, la montaña, hizo las mejores amistades de su vida y terminó graduándose en ventas.

Su debut como profesional se produjo en la Liga Nacional de Baloncesto con el equipo de los Soles que lo seleccionó con el tercer pick en el pasado draft de ingreso.

“Estaba entrenando en Arizona y recibí la oportunidad de parte de los Soles. Creo que me fue bien y luego llegó la oferta de Los Prados que no podía desaprovechar”, dice el guard de 6-4 de estatura y 24 años.

Estableció que el estilo de juego en el país es más físico y rápido que en la universidad sobre todo porque se enfrenta a jugadores de mayor edad y el reloj de tiro es de 24 segundos por el de 30 que se utiliza en la NCAA.

“Son países, escenarios y roles diferentes, pero la experiencia tanto con los Soles como con Los Prados ha sido muy buena”, añade.

Es un fanático de la selección nacional que sigue en cada torneo desde las ventanas de la FIBA hasta el Mundial y a la que aspira regresar para quedarse por mucho tiempo y por muchos eventos.

“He pensado que para mejorar mis chances en el nivel profesional tengo que jugar un poco más como armador. Tal vez como un combo guard, ser una especie de cuchillo de doble filo y poder cumplir los mandatos del entrenador”, agregó el joven representado por la agencia You First.

El jugador, que puede conversar en español, inglés, francés y neerlandés, quiere seguir el ejemplo de Feliz y Montero que se han afianzado en la Liga Endesa de España.

SEPA MAS

Quinto mejor.

Antes de la actividad del martes, era el quinto mejor anotador en el distrital con average de 19.8.

En la LNB.

Con los Soles tuvo promedio ofensivo de 11.6 tantos con 47 por ciento en lances de tres puntos.

En la NCAA.

Durante 151 partidos con Glenville State, Southern Illinois y Weber State anotó 1,700 puntos y 288 triples.