El muelle carece de elementos básicos de seguridad, como cornamusas o pilotes adecuados para el amarre de embarcaciones, y tampoco cuenta con barandas que permitan a los turistas sostenerse al embarcar o desembarcar.

En medio de la bahía de Samaná, hay un pequeño islote que tiene un kilómetro de extensión, sus playas de arena blanca, sus aguas cristalinas y su exuberante vegetación tropical lo hacen un destino de ensueño.