Jue. Oct 31st, 2024

Desde ropa, hasta camas, estufas, neveras, lavadoras y demás instrumentos del hogar dejaron de servir para esas personas que terminaron priorizando su bienestar.

Hoy sábado, justamente siete días después de que cayera la mayor cantidad de agua sobre el territorio, es que los damnificados han empezado a buscar formas de sanear sus hogares LEONEL MATOS

Alrededor de 67 casas, ubicadas en la ribera del río Ozama en el sector Tamarindo Adentro, en Santo Domingo Este, se encuentran en condiciones deplorables tras el paso del fenómeno que provocó intensas lluvias en todo el país durante el fin de semana pasado.

Los propios comunitarios han sido los que han sacado cuentas de los afectados, buscando formas de movilizarse para atraer la atención de las autoridades que, aseguran ellos, a pesar de reconocerlos como un área vulnerable, no se han dado cita para conocer su realidad tras la crecida del Ozama.

“Nosotros somos una comunidad olvidada. Por aquí no ha pasado nadie, hemos hecho el intento por nuestros propios medios, de gente que conoce gente, de conseguir por lo menos comida porque aquí hay gente que lo perdió todo”, afirmó Angelina Zapata, quien se presentó como una de las residentes designadas para dar la cara por las decenas de familias perjudicadas.

Hoy sábado, justamente siete días después de que cayera la mayor cantidad de agua sobre el territorio, es que los damnificados han empezado a buscar formas de sanear sus hogares, que fueron cubiertos hasta los techos por el río, y ver que de todo lo que tenían sigue o no en buen estado.

“Aquí se perdió absolutamente todo”, fue una frase repetida por cada una de las personas que periodistas del Listín Diario se atrevieron a entrevistar en un recorrido por el Tamarindo.

Desde ropa, hasta camas, estufas, neveras, lavadoras y demás instrumentos del hogar dejaron de servir para esas personas que, indicaron, intentaron salvar lo más que pudieran y, a fin de cuentas, terminaron priorizando su bienestar.

“Logramos subir la lavadora, pero después no se pudo salvar más nada porque preferimos quedarnos allá al ver lo rápido que estaba subiendo el río, que bajar y arriesgarnos a tener un accidente y perder la vida”, contó el señor Esteban Ostinvarde, quien tiene dos niñas menores de edad y vive junto a su esposa.

En general, la gente del Tamarindo pidió recibir el respaldo del gobierno, sobre todo considerando que los niños tienen la semana completa sin asistir a la escuela ante la pérdida de sus utensilios.