Aunque reconoció que la empresa ni las autoridades vulneraron el derecho de los extranjeros como trabajadores, indicó que los braceros haitianos exigían el pago justo del trabajo realizado al CAC cuando el representante de la empresa llamó a su superior, lo que provocó los alegados golpes a palos, machetes y perdigonazos
Neyba, Bahoruco
El pasado domingo, día en que se celebró a las Madres en el país, será un amargo recuerdo para decenas de labriegos que fueron atacados por militares al servicio del Consorcio Azucarero Central (CAC), cuando se encerraron en el lugar donde vivían, negados a trabajar, en reclamo del pago por su trabajo.
Este incidente se produjo en la comunidad de Batey cinco, del Distrito Municipal del Palmar, provincia Bahoruco.
Al menos 14 personas resultaron heridas, de las cuales una de ellas resultó herida de gravedad, obligando su traslado a un centro médico de la capital dominicana.
Por la situación, la Dirección General de Migración (DGM), repatrió a través de Elías Piña a unos 66 haitianos, a pesar de que fueron contratados por el CAC en comunidades ubicadas en el trayecto que divide el municipio de Jimaní con la capital de Haití (Puerto Príncipe).
Los repatriados permanecieron en el poblado haitiano de Belladere, de donde fueron traslados a sus respectivas comunidades, confirmó Rigar Obert, del Grupo de Apoyo a los Repatriados y Refugiados (GARR), una institución de derechos humanos.
“Vienen de Ganthier, Fonds-Parisien, Forêt des Pins, lugares que están en la parte Oeste de Haití”, dijo a través de un celular el activista de los derechos humanos de los inmigrantes, al tiempo en que aseguró, que los repatriados denunciaron que en su contra se utilizó una fuerza desproporcionada.
Según el testimonio de Obert “son víctimas doblemente: la empresa para la que trabajan viola su derecho a un salario razonable. No se les paga por su trabajo y no se les otorga un contrato formal. En segundo lugar, las autoridades dominicanas (Militares) utilizaron una fuerza desproporcionada para reprimir sus demandas. Eso es lo que hizo que varios de ellos resultaran heridos”.
Aunque reconoció que la empresa ni las autoridades vulneraron el derecho de los extranjeros como trabajadores, indicó que los braceros haitianos exigían el pago justo del trabajo realizado al CAC cuando el representante de la empresa llamó a su superior, lo que provocó los alegados golpes a palos, machetes y perdigonazos.