Les pusieron el nombre de esos destacados exjugadores a cada uno de los 3 estadios del moderno complejo que tienen en Jubey, Boca Chica.
En medio de uno de los mejores inicios, los Filis de Filadelfia hicieron el miércoles un alto en el camino para quitarse su tradicional gorra roja en señal de reverencia ante Bobby Abreu, Juan Samuel y Carlos Ruiz, tres jugadores latinos que ayudaron a enriquecer la rica historia del club.
La organización con mejor marca este año en las Mayores (39-18) bautizó con los nombres del venezolano Abreu, del dominicano Samuel y del panameño Ruiz los estadios uno, dos y tres –en ese orden— de la moderna academia de béisbol que tienen en este poblado.
Igualmente, se quitaron el sombrero para rendir homenaje a Roly de Armas, dirigente y entrenador cubano-americano de Ligas Menores por cuyas manos han pasado más 2 mil 400 jugadores en las más de cuatro décadas que tienen vistiendo el uniforme rojo y blanco. La isla de bullpen llevará su nombre en lo adelante.
“Este día ustedes se lo ganaron, disfrútenlo”, enfatizó John Middleton, socio director y director ejecutivo de los Filis en el emotivo acto..
“Es importante para nosotros, no solamente celebrar las contribuciones de nuestros jugadores y personal latino dentro del terreno de juego y también reconocer su legado en la historia de los Filis”, expresó.
“Las cuatro homenajeados en estos terrenos de juego en el día de hoy (ayer) han hecho un impacto significativo en nuestra organización y han representado al club de una manera ejemplar”, consideró.
Abreu — con palabras entrecortadas, lagrimas descendiendo por debajo de las gafas oscuras que portó y palabras entrecortadas por la emoción—agradeció el gesto y definió a los Filis como la mejor franquicia de Grandes Ligas.
“Somos hombres y queremos ser fuertes, pero todo lo que está sucediendo en este momento, de verdad que me enorgullece a mi y a mi familia”, manifestó el jardinero venezolano, quien en nueve temporada con el equipo (1998-2006) bateó .303 con 348 dobles, 195 cuadrangulares, 814 carreras impulsadas, 947 boletos, 254 bases robadas y un astronómico porcentaje de embasarse de .416.
“Señores, le doy las gracias a John Middleton. Tienen un excelente jefe, un señor con un corazón enorme que está dedicado para todos nosotros”, recalcó.
“Hace siempre lo mejor para sus peloteros”, afirmó.
Recordó que en sus tiempos de jugador con el equipo quedó impactado cuando en unos entrenamientos primaverales en Clearwater vio que uno de los parques lleva el nombre del inmortal de Cooperstown Mike Schmid.
De su lado, Juan Samuel declaró que esa franquicia ha sido parte fundamental en su vida porque en 1980 le dio la oportunidad de crecer al firmarlo como jugador.
“Cuando mi carrera como jugador terminó, me la dieron como coach en el equipo grande. Luego me dieron el puesto que ostento actualmente como asistente especial para América Latina de ´escauteo´ y desarrollo de jugadores ayudando y trabajando con los muchachos tanto aquí como en Estados Unidos”, resaltó.
Agradeció al escucha Héctor –Cuqui—Acevedo por haber puesto la vista en un jovencito del Ingenio Consuelo, San Pedro de Macorís, y haberlo firmado, así como a Middleton por el reconocimiento que tanto atesora.
De su lado, el panameño Carlos Ruiz destacó que cuando las posibilidades de cristalizar su sueño de conseguir un firma se esfumaban, Filadelfia le abrió las puertas del profesionalismo y con ella ha podido garantizar el futuro suyo y de su familia.
“Cuando las puertas se cerraban, ya que no lograba conseguir la firma como infielder ni como lanzador, los Filis me firmaron como receptor porque deseaban tener a un receptor panameño como Einar Díaz”, expresó Ruiz, quien en el primer lustro de la década del 90 vino a la academia que tenía la o