Sáb. Nov 9th, 2024
Médico visualizando los registros digitales de un paciente. Foto facilitada por Stratesys. EFE

Montevideo, Uruguay

El desarrollo tecnológico en Estados Unidos podría interrumpir el proceso de “offshoring” en ciertos países de Centroamérica, afectando la generación de empleos, según el estudio “El futuro del trabajo en América Central y República Dominicana” del Banco Mundial.

Centroamérica y la República Dominicana están en un momento decisivo para transformar su economía, crear nuevos empleos y reducir la pobreza. La clave para lograrlo es abrazar el progreso tecnológico. Sin embargo, para aprovechar esta oportunidad, es crucial fortalecer el capital humano y expandir el uso de la tecnología en el trabajo, según revela el informe del Banco Mundial, “El futuro del trabajo en América Central y la República Dominicana”.

El reporte destaca que la automatización en los países más desarrollados puede llevar a un proceso de relocalización o reshoring, donde las empresas regresan a producir y fabricar en sus países de origen. Esto se debe a que la automatización reduce costos de mano de obra, incentivando a las empresas a mantener o crear puestos de trabajo en sus países en lugar de trasladar sus operaciones al extranjero.

Pero la automatización puede representar tanto una oportunidad como un riesgo. Si los países centroamericanos toman las medidas adecuadas, pueden atraer inversiones de calidad y fomentar la creación de empleo local mediante el uso de nuevas tecnologías. La clave está en mejorar la infraestructura tecnológica y la educación de la fuerza laboral. Esto implica impulsar iniciativas que amplíen el acceso y el uso de tecnología y mejorar el enfoque de los sistemas de educación y formación en las habilidades básicas, incluso las digitales, y en las habilidades demandadas en el mercado laboral.

El riesgo de no tomar acción

Si Centroamérica y la República Dominicana no logran adaptarse rápidamente al progreso tecnológico, podrían enfrentar consecuencias negativas, como la disminución de la inversión extranjera y la degradación de la calidad del empleo. El informe del Banco Mundial evidencia que la adopción de robots en Estados Unidos ha tenido un impacto negativo en los mercados laborales de algunos países en la región, debido a que las empresas han optado por no trasladar sus operaciones al exterior, reduciendo así las oportunidades de empleo en la región. En Costa Rica, por ejemplo, la adopción de robots en Estados Unidos aumentó el desempleo de los trabajadores con niveles educativos bajos y medios en 0.2 puntos porcentuales.

Además, los avances tecnológicos en Estados Unidos están cambiando la demanda de trabajadores. Las empresas ahora buscan perfiles laborales distintos, lo que podría dejar a los migrantes centroamericanos, que no cuentan con las habilidades necesarias, en trabajos menos calificados y con salarios bajos en áreas como servicios y construcción.

Puertas adentro

El reporte del Banco Mundial también analiza el impacto del desarrollo tecnológico en los mercados laborales centroamericanos, señalando que muchos países no han aprovechado plenamente los avances tecnológicos ni sus beneficios. ¿Pero por qué no han podido aprovechar esta ola de progreso? Principalmente, debido a la escasa penetración y difusión de la tecnología, y a la necesidad urgente de fortalecer la calidad educativa.

Los empleos del futuro, aquellos que requieren trabajo de conocimiento y mucha interacción social, están creciendo en la región, pero los empleos manuales y administrativos aún dominan el mercado. Actualmente, la región se caracteriza por tener más empleo agrícola, que fabricación asistida por robots.

En comparación con Estados Unidos, los empleos en Panamá, Costa Rica y la República Dominicana son un 31% menos intensivos en tareas de conocimiento y análisis, como la evaluación de riesgos o la planificación estratégica. La baja adopción tecnológica también se refleja en el uso de laptops e Internet por parte de los trabajadores. Guatemala tiene el menor uso de laptops o Internet (4%), seguido de Honduras (5%), El Salvador (8%), Costa Rica (12%) y Panamá (13%), mientras que en Estados Unidos este porcentaje es del 27%.

Aunque el trabajo remoto y los empleos gig están ganando terreno, su alcance sigue siendo limitado. En Costa Rica, el trabajo remoto aumentó del 8% del empleo en 2019 al 18% en 2021 debido a la pandemia de COVID-19. Sin embargo, en la República Dominicana, solo el 2% de la población ocupada puede ser clasificada como teletrabajadora.

Otro desafío es la falta de competencias complementarias a la tecnología entre los trabajadores. Menos del 30% de la población activa tiene un alto nivel de educación que complementa las nuevas tecnologías. En la República Dominicana, el 40% de los empleadores reporta dificultades para llenar vacantes debido a la falta de habilidades o experiencia necesarias. Los datos de LinkedIn en Panamá y Costa Rica muestran que las habilidades tecnológicas en los perfiles de servicios financieros y educación están por debajo del promedio mundial.

Las oportunidades

No todo son malas noticias. El informe del Banco Mundial presenta una serie de acciones que los países pueden implementar para beneficiarse del desarrollo tecnológico.

Primero, es crucial generar iniciativas que amplíen el acceso y el uso de tecnología. Implementar proyectos piloto que fomenten el uso de plataformas digitales por parte de las pymes es un buen comienzo.

Además, es esencial fortalecer los sistemas educativos. Estos deben basarse en habilidades fundamentales, incluidas las herramientas digitales, y estar orientados hacia las nuevas demandas laborales. Así, se prepara a la fuerza laboral para los desafíos y oportunidades del futuro.

A corto plazo, los expertos sugieren explorar modelos que amplíen el acceso de los trabajadores de plataformas a la protección social. A largo plazo, es importante dejar de depender exclusivamente de las relaciones tradicionales entre empleadores y empleados para financiar y brindar protección social.

Según los investigadores del Banco Mundial en la región, la automatización, además de provocar interrupciones, tiene el potencial de crear nuevos empleos, incluso para trabajadores con menos calificación. Sin embargo, para que esto se haga realidad, los países deben atender diversos desafíos. La clave está en la preparación y adaptación al progreso tecnológico. Con políticas adecuadas y una inversión en educación y tecnología, Centroamérica y la República Dominicana podrán aprovechar esta ola de progreso para transformar sus economías y mejorar la vida de sus ciudadanos, construyendo así un futuro más próspero y equitativo.