Vie. Nov 1st, 2024
Junior Firpo, al centro, y su pericia serán buque insignia de una camada talentosa. fuente externa

Están avisados. La selección dominicana de fútbol mostró en los Juegos Olímpicos que puede ser factor muy serio en Concacaf a mediano y largo plazo, sostenida en un promisorio talento que se cuece principalmente en ligas europeas, sólo esperando adquirir alguna experiencia.

En la justa de París, la enseña tricolor mostró un talante que no se pronosticaba, por muchísimos factores, entre el nerviosismo propio de debut en ese tipo de escenarios, algunos rivales con demasiado vuelo allí y lo peor de todo reto: tiempo breve de acoplamiento.

Si notables son aquellos factores, todavía más el hecho de que la Selección sub-23 compitió en el grupo que legó al campeón, nada más y menos España, a la cual se le dio gran susto, y que pudo ser hasta derrota y eliminación a posteriori.

La magnitud del papel criollo alcanza la categoría de gesta y cuasi heroísmo.

La preparación en un deporte tan exigente como el balompié es de importancia capital, pero la interacción conceptual del juego de los actores también implica cuota igualmente crítica en los resultados. El conjunto estuvo poco tiempo congregado antes de la cita, y no pudo tener al buque insignia Júnior Firpo (Leeds United).

El entrenador de la tropa (Ibai Gómez) siempre puso de relieve el compromiso asumido por cada jugador, lo que indica que la Selección también ha ganado un mundo en cuanto a identificación de sus protagonistas por la bandera. Será otro plus competitivo en futuros compromisos.

Gran simbiosis

Difícil encontrar en la historia de los debuts una escuadra nacional que haya anotado goles, y la Selección consiguió, no una, sino dos facturas, y ello responde categóricamente a que el talento incipiente para la Absoluta se muestra en presente.

El hecho que los goles vinieran de dos protagonistas de origen tan heterogéneo, como Europa y República Dominicana, igualmente debe llamar positivamente la atención.

Las dianas de Ángel Montes de Oca, quien juega en la LDF y Rafael Núñez (penal magistralmente cobrado), que lo había hecho en España, señalan que la calidad también se cuece en casa, arista que tampoco debe ser ignorada.

Cosecha europea

Pero el nivel internacional pasa por una cantera con mucho roce en Europa. Las selecciones nacionales ubicadas en Norte, Centroamérica y Caribe que no poseen jugadores en el viejo continente, dependiendo mayormente de fichas domésticas o ligas de América, tienen escasas posibilidad de dar el salto en el ámbito de la Confederación.

Por ello, ese núcleo principal que presentó la selección de Ibai se vio tan depurada a pesar de los obstáculos mencionados anteriormente. Peter Federico (Getafe), Firpo, Edgar Pujol (RM Castilla), Omar de la Cruz (Elche), Fabián Messina, José de León, Rafa, Joan Urbáez (Leganés), Francisco Marizán, Oscar Ureña (Girona), Xavier Valdez y Enrique Bosl conforman una muralla en perspectiva.

Hay que agregar fichas nacionales y que participan en otras ligas, como los Dorny Romero, Ronaldo Vásquez, Edison Azcona, Josué Báez, Eric Japa, sin contar una camada que viene un poco más atrás (de la actual sub-20).

Todo el batallón de foráneos, con los altos estándares demostrados en París, como columna dorsal de la Absoluta a corto plazo, junto con los no “europeos”, compactan una mezcla muy promisoria.

Tienen un promedio etario que garantiza un par de ciclos mundialistas notablemente interesantes, cuyas secuelas comenzarán a reflejarse en los torneos de la Concacaf.