Mié. Oct 23rd, 2024

Asimismo, los testigos indicaron verla vistiendo un uniforme que la identificaba con su nombre y el título de “neurocientifica”, así como otras especialidades

Elizabeth Silverio Leonel Matos

Para la condena a unanimidad de siete años de prisión, por parte de las juezas del Tercer Tribunal Colegiado del Distrito Nacional en contra de  las pruebas que tuvieron mayor importancia, fueron las testimoniales.

La jueza, al leer las motivaciones de la condena, sostuvo que los testigos dieron fe y testimonio de haber visto los diplomas universitarios supuestamente falsos exhibidos por Silverio, que indicaban esta tenía estudios neurocientificos.

Asimismo, los testigos indicaron verla vistiendo un uniforme que la identificaba con su nombre y el título de “neurocientifica”, así como otras especialidades.

“Esos testimonios están corroborados por la defensa, se encuentran los suficientemente corroborados en los mismos informes de evaluación que contienen el listado que le fue ocupado a esta misma imputada en el allanamiento”, dijo la magistrada.

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Indicó que otras de las pruebas fue el sello gomigrafo, que además de contener el nombre de Silverio Silien la identificaba como doctora, acompañado de un exequátur que no le pertenecía e “inexistente” y con el que tribunal juzga esta pretendía falsas calidades médicas para la atención de menores de edad bajo el espectro autista en el centro pedagógico Kogland.

Al momento de la sentencia las juezas también consideraron unos pagos realizados por los padres de los menores, donde Elizabeth Silverio firmaba como doctora y no como administradora del centro, tal como alegó la defensa de la imputada.

El tribunal también recibió informes de evaluación elaborados por Elizabeth Silverio, donde daba cuentas del grado del espectro bajo el que se encontraba el menor evaluado en ese caso.

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Diplomas

Sobre los diplomas de Cambridge, West Indies University y otras altas casas de estudios que Silverio exhibía en su consultorio, el tribunal sostuvo no se pudo comprobar la legalidad de estos, por lo que se presumen como falsos.

“Sobre estas certificaciones no se hace constar que tuviera algún tipo de registro educativo, en alguna de estas entidades académicas (…) el tribunal entiende que estos títulos que ostentaba la imputada son falsos porque estas universidades dicen no contar con ningún registro de esta persona”, manifestó.

Aseveraron que Silverio no cuenta con ningún diplomado, ni maestría o postgrado como se exhibía e incluso manifestaron que ante ese tribunal únicamente se presentó un certificado de bachiller, el cual no se ha podido comprobar, ya que no existen registros de Elizabeth Silverio en el centro educativo que cita el certificado.

“A este tribunal no se ha presentado ningún documento que avale ninguna de las capacidades, de los cursos que dice haber tenido la imputada”, sostuvo la jueza.

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Configuraciones penales

Al momento de la decisión el tribunal considero el artículo 405 del Código Procesal Penal, sobre la estafa, ya que Elizabeth Silverio cometió de los ejemplos “más usuales” de la estafa en perjuicio de los menores de edad atendidos por la imputada en su “falsa calidad de médico”, donde evaluaba y diagnosticaba.

También se comprobó la disposición 7 del artículo 157 de la Ley 42-01 General de Salud, sobre la ilegalidad del ejercicio médico, tras ejercer la práctica medica sin la debida cualificación para ello.

Elizabeth Silverio fue condenada a siete años de prisión a cumplirse en el Centro de Corrección y Rehabilitación Najayo Mujeres, en San Cristóbal, así como al pago de los costes y al pago de una indemnización de dos millones de pesos a cada una de las nueve familias querellantes.