Soy un abuelo que intenta estar al día con sus nietos, participar mas con ellos en todo lo que hacen. Soy un abuelo cul, como me dijo una amiga de Catalina. En mi afán de seguirles los pasos trato de conversar con ellos invitarlos a todo lo que puedo y así sin que ellos lo noten ayudarlos a crecer como seres humanos.
Me enteré que Catalina, ya con 14 años, ha comentado que quiere ser sicóloga. Siempre pensé sería veterinaria por el gran amor que le tiene a los animales, O artista por el tiempo que pasa dibujando en su tableta.
La noticia me sorprendió y sentí era una gran oportunidad para echar un conversado con ella sobre esa carrera.
– Es cierto que vas a estudiar sicología?, le pregunté mientras íbamos en el carro a un almuerzo de familia.
– Así es-, contestó ella sin levantar la vista de su cel donde “wasapeaba” con alguien.
– Sicología?, exclamé asombrado. – Y eso?
– Quiero conocer más a la gente, lo que piensa, y por qué hace lo que hace-.
Me asombró esa curiosidad de mi nieta que no sospechaba.
– Y de dónde te salió esa idea?
– Abuelo, de donde salen todas las ideas, de mi cabeza-, me dijo abriendo mucho los ojos como sorprendida de que le hiciera esa pregunta.
– Sabes, comencé desmontando mi sorpresa, – yo también alguna vez quise ser sicólogo.
– ¿Tú, abuelo?, pero tu siempre has sido artista-.
– Bueno, pero son cosas que uno lleva dentro y que no puede hacer porque la vida te indica otros caminos.
Se hizo un silencio. Catalina me mira y esboza una sonrisa que no logro descifrar.
– Quizás esta sea una oportunidad para estudiar contigo ahora en el otoño de mi vida, dejo caer.
– ¿A esta edad abuelo?-
– ¿Y qué tiene la edad?
– No sé, pero me da la impresión de que estudiar y aprenderte todas esas lecciones te será difícil-.
– Que va, digo por seguir el diálogo. – Y así juntos quizás podamos ejercer la profesión algún día.
Voltea la cabeza y me enfrenta mirándome a los ojos: -Abuelo, ¿tú estás jugando verdad?-
– No, digo impasible.
– ¿No te ofendes si te digo algo?-
– Nada que tú digas me puede ofender.
– Mira abuelo, tú mismo nos has enseñado que la vida hay que celebrarla, que la vida es este momento que vivimos, que hay que poner pasión e intensidad en todo lo que hagamos.
La voy siguiendo divertido mientras habla para ver dónde llega.
– ¿Qué edad tu tienes?-
– 80, dejo caer. Y aquí pone toda su intensidad: – No te molestes abuelo, pero la ley de vida dice que te quedan no muchos años, ojalá que muchos, y esto lo acentúa, pero yo te recomiendo que en lugar de ponerte a estudiar en tu otoño lo dediques a divertirte todo lo que puedas, llévate de mi pichón de sicóloga. Es consejo de nieta que te quiere mucho-.
No añadí nada y le di un beso en la frente. – Creo que tienes la razón vamos a celebrar con una pizza de doble queso. Serás una buena sicóloga. Lo presiento.