El cine, asegura la joven intérprete, “puede ser un buen puente para cruzar a través de esas diferencias, ver que podemos aprender del otro y compartir, contar historias como ésta”
Antonio Broto / EFE
Ginebra, Suiza
La actriz de Haití Cyndie Lundy, afincada en República Dominicana, protagoniza la nueva película “Perejil”, un descarnado retrato del genocidio que los haitianos sufrieron hace 80 años en el país vecino, aunque en una entrevista con Efe muestra su afán por servir de puente conciliador entre dos naciones enfrentadas.
De visita en Ginebra para presentar el film dirigido por José María Cabral en el festival de cine latinoamericano FILMAR, Lundy subraya que pese a los crueles acontecimientos que cuenta “Perejil”, la cinta también “muestra la parte humana, la convivencia, la solidaridad que hay entre las dos naciones”.
“Existe la idea de que nos odiamos mutuamente”, lamenta Lundy al hablar del país donde nació y aquel donde fue acogida, creció y desarrolló su carrera artística, “pero creo que se debe más al desconocimiento que tenemos uno de otro”.
El cine, asegura la joven intérprete, “puede ser un buen puente para cruzar a través de esas diferencias, ver que podemos aprender del otro y compartir, contar historias como ésta”.
UNO DE LOS GRANDES CRÍMENES DEL TRUJILLISMO
La película relata cómo se vivió en una pequeña comunidad fronteriza entre Haití y República Dominicana la masacre que con ese nombre ordenó en 1937 el dictador dominicano Rafael Trujilo: aquellas personas que eran interceptadas y no eran capaces de pronunciar la palabra “perejil” eran consideradas haitianas y ejecutadas.
El film, que incluye escenas especialmente duras y momentos de enorme dramatismo, supuso un gran esfuerzo físico y mental para la actriz protagonista, quien reconoce haber tenido que tomar un descanso al final del intenso rodaje para poder despejarse.
“Los personajes recorren la selva, duermen en el suelo, tratan de esconderse, y lo que ocurría en la película yo lo sentía en la vida real”, subrayó Lundy, cuya interpretación ha sido recientemente premiada en el festival de cine de Oldemburgo (Alemania) mientras que su compañero en la pantalla, Ramón Emilio Candelario, fue galardonado en el certamen de cine iberoamericano de Huelva.
La película ha despertado cierta polémica en la República Dominicana, donde la actriz reconoce que “antes de estrenarse casi todos los comentarios eran negativos y muchos dijeron que no era el momento de contar esa historia”.
Ella no está de acuerdo y subraya que la masacre de Perejil, uno de los episodios más oscuros -y olvidados- de la historia común de la isla, en la que se calcula que murieron entre 17.000 y 35.000 personas, “es algo que hay que conocer para no cometer otra vez el mismo error”.
“Me siento muy privilegiada, muy orgullosa de ser el puente para contar esta historia, aunque siento que queda más por lograr”, añade.
PARALELISMOS CON SU PERSONAJE
Lundy comparte ciertos detalles biográficos con Marie, el personaje que encarna en “Perejil”, pues ambas son haitianas que viven en República Dominicana: en el caso de la actriz, desde 2010, cuando su familia dejó Haití a causa del grave terremoto que arrasó su país natal aquel año.
En República Dominicana Lundy se siente integrada pero comprende la discriminación que pueden sentir los haitianos migrantes: “Siempre me han tratado bien, tengo muchos amigos dominicanos, pero hay cosas que no me gustan, como cuando se trata injustamente a la gente sólo por su color de piel, orientación sexual o religión”, afirma.
Esta discriminación ha vuelto a aflorar en los últimos meses, en los que numerosas crisis han impulsado de nuevo a muchos haitianos a salir de su país hacia el vecino, siendo en ocasiones expulsados por las autoridades dominicanas.
“Haití es un país pobre, en crisis, y el más cercano es la República Dominicana, hay personas que no tienen otra opción para mejorar su vida”, subraya la actriz, quien afirma que el trato dado a algunos de estos migrantes no es humanitario y sugiere mecanismos mejores de acogida.
Lundy lamenta también la situación de su país natal, este año afectado por epidemias de cólera y guerras de bandas que han sumido en el caos su capital Puerto Príncipe, aunque asegura que “también pasan allí cosas positivas, a veces se enfoca siempre en lo negativo” cuando en realidad “Haití tiene muchas historias que contar”.
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