Sáb. Sep 21st, 2024


Acaba de aparecer la novela titulada “Con el Caribe de fondo”, de Guillermo Piña Contreras, en la que su protagonista es un periodista que asume la investigación de un crimen por su propia cuenta y riesgo.

Periodistas Detectives
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Luis Beiro

A Guillermo piña Contreras lo distingo por su obra. No no lo frecuento. Vive en París, escribe en Diario Libre y es autor de una entrevista ejemplar con Juan Bosch, entre otros tantos tomos. Su salud y la mía no anda por sus mejores momentos, pero eso no me ha impedido asistir al trabajo, ni él a visitarme con un obsequio: Su novela “Con el Caribe de fondo” que acaba de salir al mercado.

Como le prometí al autor comentar su libro, lo haré con honestidad. No voy a contar su trama, ni hablaré de sicología social, ni del contexto. Solo de su impronta.

Acudiré a mi humilde capacidad de lector para exponer mi punto de vista. Guillermo Piña Contreras no merece apologías, sino que muchos lean y disfruten esta obra policiaca que retrata la capacidad del periodismo para descubrir culpables. Está dedicada al desaparecido Adriano Miguel Tejada.

Pocas novelas dominicanas tienen como protagonistas a redactores de prensa, editores o directores. Del pasado reciente recuerdo “La última muerte”, de Santiago Almada que involucra a una cronista de espectáculos en una investigación sobre una serie de feminicidios que las autoridades olvidan por su incapacidad. La obra de Almada fue publicada en 2020. En su Premio de Novela en 2016, Funglode distinguió a “Orlando, humano y ajeno”, de Hyden Carrón sobre el crimen perpetuado contra el periodista Orlando Martínez”. Aunque el periodista no es el investigador, sino la víctima, el autor aborda este caso impune a partir de rasgos autobiográficos y anéctodas de la vida del mártir de la prensa.

En latino américa se han publicado algunas más.“Conversación en la catedral”, de Mario Vargas Llosa, retrata la historia de Santiago Zavala, un joven periodista atormentado por un secreto familiar. Su padre es homosexual.

Otra pieza de valía lo es “El vuelo de la reina”, de Tomás Eloy Martínez (Premio Alfagura de Novela 2002). Su tema es el acoso y la posterior relación sentimental entre un director argentino con una joven redactora de su mismo diario.

Con “A sangre fría”, de Truman Capote, llega la historia de un horrendo asesinato cometido contra una familia campesina en el Sur de los Estados Unidos. Los criminales son capturados y condenados a muerte. Truman Capote fue el periodista que cubrió este caso desde sus mismos inicios.

Otras novelas con el tema del periodista investigador son “Tinra roja”, del chileno Alberto Fuguet; “Muchas veces me pediste que hablara de esos años”, del español Juan Cruz; “Los últimos días de la prensa”, del peruano Jaime Bayly; “Contarlo todo”, del peruano Jeremías Gamboa; “Sostiene Pereyra”, del italiano Antonio Tabuchi; “Noticia cero”, del italiano Humberto Eco; “Bloody Miami”, del norteamericano Tom Wolfe; “Betibú, de la argentina Claudia Piñeiro; “Territorio Comanche”, de Arturo Pérez Reverte y “Cinco esquinas”, de Mario Vargas Llosa, entre otras. En la República Dominicana acaba de aparecer “Con el Caribe de fondo”, de Guillermo Piña Contreras, donde su protagonista es un periodista que asume la investigación de un crimen por su propia cuenta y riesgo, como si fuera un detective policial.

Piña contreras, en este libro, acude a la literatura policiaca para destacar el valor personal de los comunicadores frente a los hechos delictivos que parecen sumirse en el olvido, con la pluma, inteligencia y sagacidad: La novela impulsa al profesional de la prensa en la práctica de la investigación. Asume en esta obra una ficción, no un vuelo a contraluz. Se desarrolla en la propia geografía nacional, con personajes reales, instituciones y universidades.

Es importante destacar la simetría entre el hacer y el decir. Su estructura contiene una confabulación de secuencias necesarias, subtramas eslabonadas en espiral y un interés por el culto del lenguaje. Esa es la misma sencillez que José Martí exigía a todo escritor para llegar a la gran masa de lectores. Se nota la presencia de un escritor maduro, de voz propia que no solo dice las cosas por su nombre, sino que sabe enebrar una trama original, muy nuestra y llena de luces. El lector, además de su curiosidad por descubrir el crimen, recibe información de hechos, personas y lugares que no le son ajenos.

Y en su mente podrá recorrer sitios conocidos y la forma de hablar de sus personajes, de ese decir no tomado en cuenta por las autoridades que sí debieran hacerlo. Salir en busca de esa narración debe ser prioridad para el público amante de casos que solo el interés de guerreros de la prensa pueden llevar hasta sus últimas consecuencias. Su trama me recuerda la célebre película española Gal, donde un par de periodistas descubre y fulmina a la banda paramilitar creada durante el gobierno de Felipe González para asesinar a etarras y signar de comunistas a ciudadanos simples de Barcelona y el País Vasco. Y también al filme “Todos los hombres del presidente” donde dos comunicadores enfrentan al poder de los Estados Unidos.

La novela de Guillermo Piña Contreras no es una película. Pero pudiera serlo si un director con talento la descubre.