Aunque nació y creció en Nueva York, Donalds representa el 19 distrito del sur de Florida desde 2020, cuando ganó por primera vez un asiento en la Cámara de Representantes, puesto que revalidó en los últimos comicios
EFE
Washington, EEUU
Con o sin quererlo, el congresista republicano Byron Donalds se ha convertido en la piedra en el zapato del que hasta ahora ha sido su jefe, Kevin McCarthy, quien por su culpa está fracasando una y otra vez en sus intentos de presidir la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
Y es que una veintena de legisladores del ala dura del Partido Republicano está bloqueando desde el martes la puesta en marcha de la nueva legislatura al impedir, hasta ahora en nueve votaciones, que el dirigente republicano logre los 218 votos necesarios para asumir el cargo.
Para lograrlo, los ultraconservadores agrupados en el Freedom Caucus están presentando a candidatos alternativos en cada una de las votaciones: en la primera fue Andy Biggs, en la segunda y tercera Jim Jordan, y desde entonces el papel le ha tocado a Donalds, que ha sido una constante, a la que se ha sumado en las dos últimas Kevin Hern.
Este congresista afroamericano y ultraconservador no ha superado en ninguna ocasión los 20 votos, pero ha cosechado los suficientes para aguar los planes de McCarthy, quien cuenta con el apoyo de unos 200 republicanos.
Aunque nació y creció en Nueva York, Donalds representa el 19 distrito del sur de Florida desde 2020, cuando ganó por primera vez un asiento en la Cámara de Representantes, puesto que revalidó en los últimos comicios.
Este político de 44 años se definió en la última campaña como “seguidor” del expresidente Donald Trump (2017-2021), “amante de la libertad”, defensor de la posesión de armas, detractor del aborto, “políticamente incorrecto” y “hombre negro”.
Paradójicamente, tanto Donalds como los otros republicanos que lo postulan están desoyendo las palabras de Trump, quien pidió a los republicanos cerrar filas con McCarthy para no dañar la ajustada mayoría que ganaron en la Cámara en los comicios del pasado noviembre.
Los ultraderechistas enfrentados a McCarthy por cargos en el nuevo Congreso han destacado en las diferentes votaciones los valores conservadores de Donalds.
Y han quitado importancia al hecho de que sea afroamericano, en clara alusión al candidato que propone la minoría demócrata, el también afroamericano Hakeem Jeffries.
“Nosotros no juzgamos a las personas por el color de su piel, sino por su carácter”, declaró el republicano Chip Roy al postularlo.
Donalds creció en el barrio neoyorkino de Brooklyn, hijo de una madre soltera, y según la prensa local fue arrestado a los 18 años por venta de marihuana.
“Era solo un niño”, declaró en una entrevista Donalds, quien asegura que ahora es un “hombre de familia”.
Según declara en su página web, está licenciado en Finanzas y Mercadotecnia por la Universidad estatal de Florida. Ha trabajado en la banca y en aseguradoras.
Antes de dar el salto a la política federal, ocupó un escaño en el Congreso estatal de Florida, donde se centró en la legislación sobre adultos mayores, justicia penal y acceso a la educación primaria.
Cuando no se encuentra en Washington por trabajo, Donalds reside en Nápoles (Florida) con su esposa Erika y tiene tres hijos llamados Damon, Darin y Mason.
Algunas de las peticiones que están negociando Donalds y sus compañeros son poder hacer una moción de censura contra el “speaker”, varias sillas en comités y que se garanticen votaciones sobre temas fronterizos.
Lo sucedido en el Congreso es un hecho insólito en la democracia estadounidense. La última vez que se necesitó más de una votación para elegir al “speaker” fue hace un siglo.
La única solución al conflicto es que se sigan celebrando sucesivas votaciones hasta que algún candidato alcance la mayoría. Donalds todavía no parece dispuesto a ceder.