Lidia Martínez De Macarrulla
Santo Domingo
Viendo que en los últimos años se había echado al olvido la figura del cacique taíno Enriquillo, a quien la Historia cambió su nombre indígena de Guarocuya por ese nombre español con que fue bautizado en la religión de Cristo por los curas franciscanos de la Verapaz, quise indagar los motivos que pudieron haber provocado tal desliz entre historiadores y encargados de mantener vivos los hechos y personajes relevantes de nuestra historia. Grande fue mi sorpresa porque vi que eran muchos los historiadores que habían escrito libros y ensayos de historia sobre Enriquillo.
Mientras más leía y encontraba informaciones cercanas a esta figura legendaria de nuestra historia, más crecía mi admiración por ese líder indígena que concentró en su conciencia los valientes deseos de libertad de Caonabo, de Hatuey, Cotubanamá, Guarionex, Mayobanex, Anacaona, Tamayo y otros, aún cruzando las fronteras de Las Antillas donde encontré a Guamá, líder taíno de la zona oriental de Cuba que cuando fue apresado confesó estar esperando la ayuda libertaria de nuestro Cacique Enriquillo.
Con el nombre de Enriquillo encontré centros educativos, calles, personas, lagos, ríos, región del sur, hasta un decreto dado por el presidente Rafael Leonidas Trujillo, en el 1950 en el que declaraba la efeméride de Enriquillo, el 27 de septiembre de cada año, para ser conmemorado en todos los centros educativos del país.
Enriquillo fue quien despertó el valor de nuestros quisqueyanos cuando ya muchos habían perdido la fe de salvar sus vidas. La etnia ya no tenía esperanza, pero surgió un líder de agallas que les hizo entender que era mejor morir luchando, que morir de brazos cruzados esperando el golpe mortal que les daría el encomendero a través de la esclavitud.
La doctora Flérida de Nolasco, en su libro “Clamor de Justicia en la Española, 1502-1795” habla del indómito cacique resaltando su accionar.
Hoy día contamos con un decreto del presidente Luis Abinader Corona donde se reactivó la efemeride de Enriquillo. La Comisión de la Numismática e INPOSDOM emitieron un sello con la efigie del Cacique. La Comisión Permanente de Efemérides Patrias presentó una medalla de colección de Enriquillo. Los historiadores nuestros están escribiendo ensayos y libros de Enriquillo, así podemos mencionar al director del Archivo General de la Nación, el doctor Roberto Cassá, quien escribió “La Rebelión de Enriquillo”. El doctor Bernardo Vega ha hecho investigaciones que plasmó en su ensayo “Enriquillo y el Bahoruco”, donde habla del posible lugar donde el Cacique se reunió con Francisco de Barrionuevo y luego donde asentó su pueblo al firmar la paz con los españoles. También lo dice en su libro “Santos, Shamanes y Zemies”. El director de la Academia de Historia, doctor Juan Daniel Balcacer, presentó hace ya varios meses el libro “Enriquillo, Historia y Leyenda.” El escritor Fabio Herrera presentó el libro “Enriquillo y su trayectoria histórica” con los escritos de su padre, César A. Herrera Cabral. Recientemente, el historiador dominicano Juan de la Cruz, presentó en Managua, Nicaragua, el libro “Enriquillo y la Rebelión del Bahoruco” donde enfrenta las ofensas hechas por el sacerdote capuchino fray Cipriano de Utrera en contra de Enriquillo, en su conferencia “Enriquillo y Boya” en la Casa de España el 7 de junio de 1946; como un día lo hizo Manuel Arturo Peña Batlle en su obra “La Rebelión de Enriquillo”. Tambié ha escrito un ensayo César Augusto Sención titulado “Colonización y Luchas Indígenas en América”, en el que valora el logro de este cacique de reconstituir la comunidad aborigen como colectivo independiente del dominio español.
Últimamente varios escritores españoles han escrito novelas históricas donde aparece engrandecida la figura de Enriquillo, cito: “Guarocuya, el taíno que derrotó al Imperio Español”, de Fran Zabaleta, entre otros.
Cabe destacar los comentarios de nuestro insigne Poeta Nacional, don Pedro Mir que en su libro “Tres Leyendas de Colores” dedica buena parte de su texto para hablar de nuestro cacique.
Agradecimientos al director de la Bibloteca Nacional Pedro Henríquez Ureña, doctor Rafael Peralta por la presentación del debate sobre Enriquillo, donde me hizo el honor de presentar mi humilde opinión al lado de connotados historiadores dominicanos.
Agradezco infinitamente a la Asociación de escritores de Monte Plata, quienes con su presidente Héctor Zambrano honran la figura de Enriquillo; al igual que a la Asociación de Escritores de Azua con sus destacados historiadores Apolinar de León, presidente de dicha asociación y Rannel Baéz. Agradecimientos al historiador radicado desde hace 33 años en Sevilla, doctor Genaro Rodríguez Morel por su constante ayuda desde el Archivo General de Indias.
En nuestra Historia Colonial no se puede obviar la trayectoria de Enriquillo, quien con su lucha por más de 14 años en las Montañas del Bahoruco bien ganado tiene el título de “Símbolo de la Resistencia en América”. Con él y sus años de rebelión contra los abusos de las autoridades de la isla, donde utilizó un sistema defensivo que hoy se conoce “de guerrilla”, se sentaron las bases de un pueblo libre.
Por todo lo escrito podemos decir, sin temor a equivocarnos, que “Enriquillo vive” en el corazón del pueblo dominicano.