Dom. Sep 22nd, 2024


¿Alguna vez se han preguntado por qué el Carnaval Vegano concita tanta atención y atrae a tantas personas -en número cada vez mayor- los domingos y los 27 de febrero?

Comentarios y vivencias sobre el  “carnaval vegano”
Comentarios y vivencias sobre el  “carnaval vegano”

César Arturo Abréu Fernández

La Vega

El Carnaval Vegano despierta la mayor atención y participación social en la República Dominicana y aunque todos disfrutamos o participamos en ella, pocos podríamos definirlo de manera adecuada.  Veamos:

Características

a)   El Carnaval es inversión; o sea, el mundo al revés, lo que se inicia con su propio nombre, pues carnaval proviene del latín “carnelevamen” (quitar, botar, eliminar la carne) y por el contrario, el carnaval es la fiesta de la carne y se invierten los roles sociales.

b)   Es la fiesta del escape. Se cancela la personalidad real y se convierte en elemento lúdico de los deseos de ser otro por un tiempo previsto.

c)   Se apoya en la libertad, que tiene la calle como escenario y al pueblo como protagonista.

d)La burla, la sátira, lo grotesco, como crítica y diversión.

e)Apropiación de los lugares urbanos.

Como puede apreciarse, nuestro carnaval satisface plenamente esas características.

Orígenes

Los antiguos romanos rendían culto a sus deidades en ocasiones que asociaban con los astros, principalmente el sol y la luna. Así, al suceder el equinoccio de primavera, que es el tiempo del año cuando termina el invierno y se inicia la primavera, época en la que la naturaleza eclosiona y se inicia el apareamiento entre las diversas especies, la oportunidad para períodos de reflexión y purificación, los que normalmente iban precedidos por otros de desenfreno, festines y celebraciones. Era como si se pensara: “mañana entro en penitencia, abstinencia y reflexión, por lo tanto hoy me divierto y sacio mis instintos y bajezas humanas hasta más no poder”. Por ello es que actualmente en el mundo moderno, los carnavales se celebran durante los tres días que preceden nuestra Semana Santa.

Con el dominio del imperio romano en toda Europa, sus tradiciones, costumbres, celebraciones, etc., fueron trasplantados a todos los países bajo su dominio, siendo los festejos carnavalescos uno de ellos (de hecho, la antigua Roma celebraba anualmente ocho carnavales). Por consiguiente, al producirse el descubrimiento de América por parte de España, su religión, costumbres, hábitos, celebraciones, etc., son traídos al Nuevo Mundo.

El carnaval de La Vega

Aunque muchas veces nos hemos abrogado la primacía de que los primeros carnavales del continente americano tuvieron lugar en La Vega Vieja, aduciendo que en el 1508 se celebraron “mascaradas” o bailes de máscaras con la asistencia de la corte de Diego Colón y María de Toledo, así como que hacia 1516 Alvaro de Castro y otros seglares escenificaron el juego de “moros y cristianos”, en verdad, ninguno de los dos acontecimientos tiene las características de un carnaval, aunque sí poseen elementos carnavalescos.

El primer testimonio histórico lo tenemos en la recolección de la presentación de “La Culebra de San Juan” hacia 1897, recogido por Jovino Espínola, aunque el autor señala que la misma se escenificó…”en una ocasión en que se acercaba la tradicional fiesta de carnaval”, implicando que en La Vega ya era costumbre la celebración de esas fiestas.

El otro testimonio histórico existente indica que en el año 1906 salieron unos 40 diablos del Club Juventud, que estaba ubicado frente al Parque Duarte de La Vega, personaje que por sus características y evolución ha pasado a ser la figura preponderante y fascinante de nuestro carnaval.

El diablo cojuelo

a)   El origen de su apariencia de macho cabrío se remonta hacia el año 1264, cuando el Papa Urbano IV publica la bula “Intransitaurus”, mediante la cual permite la presentación de autos sacramentales en las iglesias, representaciones que básicamente mostraban la lucha entre el bien y el mal. Para ese entonces, en el campesinado europeo estaba muy arraigada la devoción al dios pagano Pan, dios de los pastores y rebaños, representado como un Sátiro feísimo, cuerpo y cara de chivo o macho cabrío y tenía un tridente, instrumento básico del campesino. Como una manera de eliminar la influencia de ese atemorizante dios pagano, se introduce en los autos sacramentales su figura como representación de el “Diablo o Lucifer”, representación que predomina al día de hoy, pero que en realidad no es más que un artificio escénico.

El Diablo, ya esgrimiendo vejigas, aparece en el 1605 en uno de los capítulos de El Quijote.

No es hasta el 1646 cuando Luis Vélez de Guevara publica la novela “El Diablo Cojuelo. Novela de la Otra Vida” en donde explica que lo de cojuelo o cojear viene del hecho de que, al ser expulsados de los cielos por rebelión un grupo de demonios, el que encabeza la rebelión fue el primero en ser expulsado, cayéndole encima los demás, quedando cojo y estropeado, artífico usado por los que se disfrazan para disimular su caminar y evitar ser identificados.

b)   En los inicios, el traje de diablo no era más que un “mameluco” de un solo color, rojo como el fuego, habiendo evolucionado grandemente hasta el día de hoy, siendo importante señalar que el mayor cambio se produce hacia los años 1940, cuando el disfraz se compone de tres piezas: un pantalón bombacho, un camisón con faldeta y la clásica capa o “galacha”, propia de los diablos cojuelos veganos. A mi entender, esta vestimenta no es más que una representación de un caballero medieval “abufonado”, como expresión de burla a nuestras raíces españolas.

c)   La vejiga del diablo cojuelo vegano es “dura”, diferente a la de los demás diablos cojuelos del país y está compuesta por una “vejiga madre”, actualmente confeccionada con material proveniente de la recámara o tubo de los neumáticos de automóviles, sobre la cual se van colocando cuatro o cinco vejigas de vaca, las que previamente han sido curadas y disecadas con ceniza y jugo de limón.

Aunque en principio esa vejiga estaba al desnudo y amarrada al extremo de un foete, en la actualidad se introduce en un saco confeccionado con la tela y los colores del disfraz, amarrada con un lazo que se reviste con tela adhesiva, teniendo al final una gaza en la que se introduce la mano enguantada del diablo cojuelo.

Conforme sugiere el historiador Francisco Torres Petitón, su origen podría venir del ritual pagado practicado por los antiguos habitantes del Lacio, en el norte de Italia, quienes como muestra de expiación y purificación, desfilaban detrás de la carroza de sus dioses, flagelándose con hojas de pita o aloe, haciendo lo mismo con aquellos que se unían a la procesión. Posteriormente, esas hojas fueron cambiadas por correas de piel de macho cabrío. Al ser las vejigas instrumentos de expiación y purificación, los elementos de dolor y ruido deben ser parte esencial de su uso. Por ello, las vejigas veganas son dolorosas y sonoras.

d) La careta, como ya hemos señalado, era la representación del macho cabrío grotesco e intimidante. En sus orígenes era plana, con dos chifles y pintada de rojo. Posteriormente fue tridimensional, pero manteniendo la macabra expresión del macho cabrío grotesco.

Con el devenir de los años ha sufrido múltiples variaciones en su diseño y confección, hasta la gigantesca y altamente elaborada, usada en los carnavales actuales. Es interesante señalar que en los carnavales de antaño era costumbre, al final de las celebraciones, quemar las caretas en la puerta de las iglesias, a manera de despojo del disfrazado.