Lun. Nov 18th, 2024


Jorge David Vallejo Peguero. Un joven dominicano que vive en Estados Unidos, está interno desde el 28 de marzo de 2020, luego que el coronavirus lo afectara y lo llevara a estar en estado de coma. Su madre nunca aceptó que lo desconectaran y hoy ha visto hecho realidad el milagro que tanto esperaba.

  • Ana espera que a su hijo le autoricen las terapias que, a su juicio, pueden ayudar a que siga mejorándose.

Marta Quéliz

Santo Domingo, RD

El 28 de este mes de marzo, Jorge David Vallejo Peguero cumplirá tres años interno en un hospital de Estados Unidos, luego que el Covid-19 lo pusiera en estado de coma. Contra todo pronóstico, hace un mes, que ya puede respirar por sí solo. Le retiraron los tubos.

“Han sido tres inviernos viendo a mi hijo postrado en una cama. También cumpliremos tres primaveras, tres veranos, y a lo mejor, tres otoños y otro invierno más, pero no me rindo. Sé que mi hijo se parará de esa cama, que ocupará una silla, que hablará y que seguirá sanando”. Con una fe inquebrantable, esto lo asegura su madre, Ana Peguero, quien lleva los días contados. “El 28 de este mes, tendremos tres años, 1,095 días, y 26,180 horas esperando el sí de los médicos para que siga avanzando, y al final del día, siempre era un ‘nunca será diferente’, pero Dios tiene otros planes”.

Su instinto materno, el poder de la oración y la confianza que ha depositado en el Señor son los que le afirman que, así como ya su hijo fue desconectado de esos tubos y puede respirar de forma natural, así mismo se levantará “y caminará por la playa, pisando la arena blanca, suave y en calma”. Lo dice convencida de que lo verá.

Su sí, a la recuperación total de su hijo Jorge David, siempre va a prevalecer por encima de las negativas de la ciencia. “Porque existe un Dios que es justo y permanece al lado del desválido. Para mí, lo que él, que es un guerrero, ha vivido, al igual que yo, es una prueba de enseñanza y una muestra de fe y de que los milagros, sí existen”, comenta Ana.

Terapias para su hijo

Ana recuerda que, para poder ver a su hijo a este nivel, atravesó por momentos duros. “Aún en el afán de querer desconcertarlo, siete veces dije, no y seguiré así hasta que comprendan que no soy yo quien lo tiene así, postrado en una cama, negándole hasta el derecho a poder conversar, comer o simplemente mover sus extremidades”, se entristece al contar sobre esto, y es por ello que clama por terapias para su hijo.

Esta madre, que no da su brazo a torcer, sostiene que Jorge David no ha avanzado más en su recuperación porque le están negando unas simples terapias física, ocupacional o del habla. “Mi hijo entiende cuando se le habla. De hecho, él traga por sí solo con todo y traqueostomía. Un sólo médico dio un diagnóstico en el año 2020, respecto a que se podían dar esas terapias, y lo corroboró de nuevo en 2021. Después de eso no ha tenido ninguna evaluación de su condición mental y seguimos esperando por esas terapias para que él siga recuperándose”, comenta la madre.

Ella conversa con él, y con los ojos, Jorge David responde a sus preguntas. Esto indica que está activo, y por eso es que ella pide a gritos que le sean autorizadas las terapias a su hijo, quien en el hospital donde está interno, ya ha celebrado tres cumpleaños. Entró de 35 y ya tiene 38. Es padre de Diana y Daniela, de 12 y 10 años. Ellas siguen esperando por su papá.

El año pasado contó su historia

Cuando este medio trató este tema, el 21 de febrero del pasado año, ya Ana se encontraba batallado para que le permitieran a Jorge David recibir las terapias correspondientes, esas que su corazón de madre le dice, serán de mucha utilidad para su recuperación. Sin embargo, en ese entonces, para los médicos, él no estaba apto para dar ese paso. “Y ahora, aunque ellos han visto el avance de mi hijo, le niegan esa oportunidad”, se lamenta.

Para ver qué logran en este sentido, recurrieron a una compañía que ‘habla’ por el paciente y, aunque aún esperan por las terapias, el ocho de diciembre del pasado año 2022, gracias a esas advocaciones se les dio la gran oportunidad de quitarle el respirador y desde hace más de un mes, respira por sí sólo”, concluye la mujer que no pierde la fe.