Mié. Oct 30th, 2024
Santiago Peña SANTIAGO PEÑA

Uno representa al partido que ha gobernado Paraguay de manera casi ininterrumpida por unos 70 años y quiere crear medio millón de empleos. El otro promete luchar contra la corrupción y reducir los precios de la energía al frente de una coalición de centro-izquierda en las presidenciales de este domingo.

Pero Santiago Peña y Efraín Alegre tienen algo en común: se oponen al aborto y al matrimonio igualitario.

Alegre, tercer intento

El candidato opositor Efraín Alegre, un abogado de 60 años, se inició muy joven en la militancia política en contra de la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-89), una de las más largas de América Latina.

Líder del Partido Liberal, parlamentario durante 15 años, exministro de Obras Públicas durante el gobierno del izquierdista Fernando Lugo (2008-12), es la tercera vez que se postula a la presidencia.

Si gana, ha sugerido que analizará las largas relaciones de Paraguay con Taiwán, que en su opinión “significan la pérdida de uno de los mercados más grandes, que es China”.

En 2013 perdió ante el rico empresario tabacalero Horacio Cartes, padrino político de su actual rival Peña y hoy bajo sanciones de Estados Unidos por “corrupción, incluido el soborno generalizado de funcionarios gubernamentales y legisladores” durante y después de su mandato.

En 2018 fue derrotado por Mario Abdo Benítez por 3,8%. “Las elecciones pasadas no pudimos ganar, aunque no perdimos”, dijo en esta semana en una entrevista con la AFP.

Además, sostiene que enfrenta al “modelo colapsado” del Partido Colorado. “Es el modelo de Horacio Cartes con su secretario Santiago Peña, el modelo que está sindicado como significativamente corrupto, vinculado al crimen organizado trasnacional, al lavado de dinero”, lanzó.

Alegre fue detenido 18 días en 2021 por una presunta falsificación de facturas del Partido Liberal, acusaciones que atribuyó a una “mafia político-judicial”.

Promete luchar contra la corrupción. “La corrupción nos roba por día seis millones de dólares. Eso significa más de 2.000 millones de dólares por año. No hay condiciones de exigir al sector privado cuando el sector público está robando”, dice.

En base a una gran riqueza hidroeléctrica, con las centrales de Itaipú y Yacyretá (en condominio con Brasil y Argentina sobre el caudaloso río Paraná), propone reducir las tarifas de la energía para potenciar a las pequeñas y medianas empresas y generar empleo.

Nacido en el departamento de Misiones (sureste), es el octavo de 12 hermanos. Tiene cuatro hijos y está casado con Mirian Irún desde hace 31 años.

Y no quiere ni oír hablar de propuestas para legalizar el aborto o el matrimonio igualitario. “Yo estoy en contra del aborto. Todos estos temas están resueltos en la Constitución, están resueltos en la ley, no son tema de debate”, se indigna.

La tranquilidad de Peña

Santiago Peña, de 44 años, es considerado como un tecnócrata de poca experiencia política. Estudió en la Universidad de Columbia en Nueva York y fue ministro de Economía durante el gobierno de Cartes.

Su única experiencia electoral fue en 2017, cuando perdió las primarias del Partido Colorado frente a Mario Abdo.

Defiende las relaciones de Paraguay con Taiwán y ha sido criticado por su visión de que el dictador Alfredo Stroessner aportó “estabilidad” a Paraguay, pese a que grupos de derechos humanos atribuyen al régimen entre 1.000 y 3.000 muertos y desaparecidos.

Dice que quiere crear 500.000 empleos, pero no ha explicado cómo. Para atacarle, sus adversarios le llaman “el secretario de Cartes”.

“Me siento con mucha tranquilidad, con mucha paz de saber que he dado todo lo humanamente posible”, dijo a la AFP.

Sabe, además, que cuenta con una aceitada maquinaria. “El Partido Colorado es por lejos la nucleación política más grande del Paraguay: 55% de todos los electores nacionales están afiliados al partido, registrados en el Partido Colorado”, señaló.

De familia liberal, Peña es el más pequeño de tres hermanos. Está casado con Leticia Ocampo, con quien tiene dos hijos, el primero de ellos nacido cuando eran apenas adolescentes.

“Fui padre a los 17 años. Fue un momento duro en la vida. No fue planificado, pero me llevó a construir sobre principios muy sólidos del compromiso, de la responsabilidad, de la honestidad, de la integridad, del saber que hay gente que depende de uno. Y sin darme cuenta, con 17 años empecé a desarrollar una vocación de servicio”, aseguró.

Rechaza la legalización del aborto porque le parece “lo más fácil, un atajo”. Y se declara decidido a defender la familia “en su composición tradicional: mamá, papá e hijos”.