Rosanna García es una de las bolicheras de mayor tiempo cuyos logros lo ha heredado su hija, quien estudia becada en la universidad Scab, de Atlanta
Llegó por accidente al Sebelén Bowling Center, a una edad si se quiere avanzada, y desde que lo probó, el boliche se convirtió en una pasión para Rosanna García, de cuya iniciativa se derivaron jornadas trascendentales y positivas para ella y más tarde para su hija.
La famosa zurda de la bolera, de esta forma la comenzaron a renombrar tan pronto adquirió las destrezas requeridas para convertirse en una gran bolichera y quien a pesar de contar con 30 años cuando quedó flechada por las impresionantes instalaciones, ha rendido variados frutos a esta disciplina, que hoy ama.
Madre, de María Paula Hernández, hoy una joven de 20 años, quien actualmente estudia en la Universidad Scab en Atlanta, fruto de una beca obtenida por sus dotes de magnífica jugadora de boliche, García expresa que esto se convirtió en una gran bendición que tras los pininos que le brindó a su pequeña, hoy se encuentre en proceso de cumplir uno de sus grandes sueños.
Sin las dificultades de otras madres, que juegan y se deben a una entidad laboral, García es catering (personas que preparan buffet y bocadillos por encargo), es decir que puede distribuir mejor su tiempo para entrenar y jugar.
Aún así formó a María Paula con todos los rigores que una madre anhela para sus hijos, incluso desde que su hija era pequeña quiso que esta abrazara el boliche, pero perdió los dos primeros intentos, pues la respuesta era un no.
Sin embargo, cuando la niña superaba los 10 años y tras ser testigo de cada uno de los éxitos acumulados por su progenitora en los variados torneos nacionales e internacionales, un día y de manera solitaria, le expresó que quería que la llevara a la bolera y le enseñara los primeros pasos de un deporte en el que desde sus inicios impera la convivencia familiar.
“Al principio fue difícil convencerla para que se integrara a los entrenamientos, pero un día me sorprendió quizás observó el gran interés que mostraba al juego, además de que el boliche cumple la doble condición de ser deporte y unir a las personas”, expresa García.
Para la bolichera, practicar este deporte aparte de la actividad deportiva, representa un gran encuentro familiar , con amigos, seres queridos, quienes se compenetran en un ambiente social, sano y ameno.
“Desde los primeros días que comencé a asistir esta se convirtió en una de las partes más encantadora, lo magnífico que nos llevamos todos como grupo y equipo”, señala García, una de las más veteranas del grupo.
En lo competitivo, conquistó en 2018 una medalla de bronce en los VII Juegos Iberoamericanos efectuado en el país en el 2018, en el cual hizo pareja con Virginia Bello, quien acumuló 1|,351 pines y García culminó con 1,081.
Más recientemente, logró la presea dorada en la cuarteta que representó a la Armada Dominicana en los Juegos Militares, la cual integró junto a bello, Wendy Arias y María Teresa Ramírez.
García representa uno de esos frutos que a pesar de arribar a una edad avanzada logró ubicarse en los primeros planos principalmente a nivel nacional.