El público fue llenando poco a poco el anfiteatro, cumpliendo con el anhelo del artista puertorriqueño, quien días antes había confesado que lo quería lleno “hasta las esquinas”
Ricky Martín logró coronar su sueño de llenar el anfiteatro Altos de Chavón en su concierto sinfónico, donde conectó con el público presente desde la primera de las 21 canciones que entonó.
Durante la noche del sábado y ante el público dominicano, al artista puertorriqueño se le vio alegre, distendido, profesional y estrenando pasos coreográficos bien ensayados.
El cantante sorprendió al entrar a las 9:38 de la noche del sábado ataviado de negro con tenis blanco, por uno de los laterales del escenario, y pareció sugerir: “¡Vamos a lo que vinimos!”, abriendo con el tema “Pégate”.
Prosiguió escoltado al fondo por tres pantallas, dos verticales y una horizontal, que destellaban imágenes acordes con el contenido de canciones, coreadas por el público que las ha hecho favoritas, entre ellas “Volverás”, “Gracias por Pensar”, “La Bomba”, “Con tu Nombre” y “Fuego de Noche”.
La presencia del maestro dominicano José Antonio Molina dirigiendo a 54 músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional que acompañaron al artista junto a y parte de quienes lo respaldan musicalmente en sus giras mundiales.
Los músicos no solo convencieron por el sonido, los arreglos y la elegancia, sino por la disciplina, lo cual contribuyó a que a Ricky se le contaran 26 “muchas gracias” durante la noche.
La poca presencia del mercado negro de boletas fue evidente, como sorpresivo fue el movimiento previo hacia el aforo de piedras, que pareció subterráneo, debido a la discreción del público que logró llenar hasta las exigentes “dos esquinitas”, sobresaliendo la presencia de gente adulta y menos “muchachada” en comparación con otros conciertos.
Fue evidente una fanaticada muy variada. Además de los dominicanos, en “las piedras” se vieron a puertorriqueños, venezolanos, brasileños y otras nacionalidades.
“Gracias por su amor, por tanto, que sea la primera vez de muchas”, expresó Ricky Martin en medio de cuatro cambios de vestimentas, incluidas dos camisas blancas, en segundo intermedio con los temas “Disparo al Corazón”, “Medley”, “Vuelo”, “El Amor de Mi Vida”, “Te extraño”, “Asignatura pendiente” y “Vuelve”.
Durante el concierto, ejecutantes de instrumentos de la orquesta, utilizando trompetas, trombón, bajo y violín, se colocaron al frente, como para exhibir sus talentos musicales, que generó aplausos y ovaciones del público, incluyendo un agradecimiento del propio Ricky a su director musical tradicional David Cabrera.
Aunque el 70% de los temas eran de contenido de despecho, las féminas se lo bailaron, especialmente en el tercer segmento que incluyó: “Lola”, “María”, “La Mordidita”, “Por Arriba” y “Livin ´La Vida Loca”. En este se le cayó el micrófono, y fue repuesto rápidamente por personal de producción, para continuar con “Vente Pa`cá” y “Cup of Life”.
Uno de los momentos más emotivos de la noche, fue cuando el artista sacó la bandera dominicana, la exhibió y reiteró su amor por República Dominicana y por el público: “Es un honor para mí”, luciendo en todo momento concentrado en su repertorio y respetuoso, preguntando seguidas veces: ¿”Seguimos?.
La gente eufórica, alegre y obediente a los llamados del artista, muchos celulares en manos, y vaivenes al ritmo de los temas interpretados por el ex-Menudo, que dejó pocas bregas y mínimos espacio entre un tema y otro, mientras vendedores con empanadas a 300 pesos, circulaban en las filas, ofreciendo agua y bebidas, ninguna en envases de vidrio. Drones capturando imágenes, una efectiva seguridad y la hermosa luna en el lateral derecho desde el frente de la tarima.
Su estadía en el país
Ricky Martin se sintió en “sus aguas” en La Romana, donde se hospeda junto a sus dos hijos.
“Feliz de estar de vuelta en La Romana. Siempre que vengo me doy un chapuzón en el Río Chavón y cosas buenas pasan en mi vida y/o mi carrera. Esas aguas son una bendición”, posteó el artista en sus redes sociales.
Llegó en un jet privado, utilizando el aeropuerto local, por cuya área VIP de la terminal arribó dispuesto a disfrutar de los encantos y amenidades a que se le tiene acostumbrado en Casa de Campo.