Jue. Mar 28th, 2024


“No juzgues el día por la cosecha que has recogido, sino por la semillas que has plantado”. -Robert Louis Stevenson-

Homero Luis Lajara Solá

Santo Domingom, RD.

A finales del siglo XVIII Haití era una de las colonias más rica de Francia, hasta que una rebelión de los negros traídos de África terminó esa bonanza económica. Entre 1801-1803, Toussaint Louverture dirigió una revuelta y Dessalines proclamó la independencia en 1804.

A partir de entonces, los herederos de negros y mulatos con diferentes dialectos y costumbres, han dirigido esa nación, la más pobre del hemisferio oeste, generando miseria, lo que ha conllevado a que vean a la República Dominicana como la tierra de promisión.

El crecimiento de la industria azucarera hizo que la República Dominicana, desde mediados del siglo XX, utilizara la mano de obra haitiana, situación que hoy se ha extendido a la agricultura, la industria de la construcción y otros oficios, sin la regularización estricta de nuestras leyes migratorias.

Hasta el final de la dictadura del Jean Claude Duvalier (1986), la región fronteriza estaba prácticamente bajo control. Empresarios tradicionales dominicanos recuerdan cuando visitaban  Haití, sin escolta, conduciendo sus  vehículos, observando un flujo elevado de turistas. La situación cambió cuando se intentó una democracia sin estructuras y se disolvió el Ejército.

Sobre la inmigración ilegal, ahora sólo aplica recomendar soluciones, presentando un diagnóstico con planes responsables y racionales, iniciando con el control del militar y el inspector de migración indignos que permiten la entrada de los ilegales, pero sin olvidar el cónsul que otorga visas injustificadas, ni mucho menos que si estos no encuentran trabajo, no se motivarían a venir.

Si seguimos descuidándonos  con los haitianos en el futuro podríamos sufrir lo que se conoce como “la balcanización de un Estado”, que consiste en el proceso de fragmentación de una nación con su conjunto territorial, unidad geográfica, administrativa o política, como sucedió con Kosovo que se desprendió de Serbia (2008).

Los haitianos no se han establecido en una determinada provincia, como el caso de Serbia con Kosovo, sino que están diseminados por toda la geografía nacional. Si se cumplen estrictamente las leyes migratorias se puede ir contrarrestando ese peligro de manera gradual, pero con la severidad de un censor romano .

Con 1/4 de la “indignación viril” de sectores nacionales en rechazo al ingreso de haitianos ilegales, la cual es necesaria para alertar a los gobiernos en esta situación de seguridad nacional , pero con una óptica racional, sin odios, se combatirían de manera más efectiva  demonios  como el narcotráfico y la corrupción en un país donde todos nos conocemos.

El Estado debe   seguir fortaleciendo la presencia militar supervisada en la frontera,  resaltando que  a pesar de la crisis económica , se están reforzando las estructuras castrenses , mejorando su capacitación, entrenamiento y equipamiento,  implementando tecnologías,  y con  mejor   calidad de vida al soldado .

Faltan incentivos y  una especialización óptima para el  personal de la dirección general de Migración, así como la implementación de un observatorio geopolítico como valor agregado.

Los gobiernos con el apoyo del empresariado dominicano, deben identificar y ejecutar proyectos esenciales,   creando industrias en las provincias fronterizas , activos estratégicos, gestionando  desarrollo,  como la  instalación de escuelas vocacionales de las Fuerzas Armadas para  que enseñen oficios que sean después fuentes de trabajo .

En la frontera, sobre todo en las escuelas, el día debe iniciar izándose la Bandera Nacional al compás de las notas del Himno Nacional,   para después ver tractores en acción, canales del riego funcionando, semillas y fertilizantes para que la tierra produzca los alimentos y oír el ganado en movimiento, con propietarios y mano de obra dominicana, bien pagada.

Hay una presión  internacional para que la República Dominicana cargue con Haití como Sísifo con su condena, donde algunos dominicanos se le han unido, siendo este el país que se ha desprendido de gran  parte de su presupuesto para alimentar, proveer atenciones médicas y educación a nacionales haitianos ilegales, precisando que el progreso de Haití nos garantiza la paz.

Se necesita de una diplomacia que explique bien la realidad . Ellos allá y nosotros aquí.

La solución haitiana  conlleva de un esfuerzo multinacional con una intervención planificada,  creando las estructuras de un Estado  que impongan el orden con una “ingeniería social” que lleve alimentos , salud, educación y trabajo, para que no ocurra una estampida hacia el Este.

En una isla donde aproximadamente habitan 11 millones de habitantes de cada lado, qué sucedería si en  el Oeste, la parte deforestada, con pocos ríos, sin alimentos suficientes,  servicios médicos deficientes y desempleo, ahora con una violencia y criminalidad galopantes, se llegara por gravedad ala desesperación humana, donde irían? A la República Dominicana!!

De qué habría servido tanto esfuerzo si en el futuro ocurriera una desgracia de tal magnitud?.  La alternativa es solución o tragedia. Estamos a tiempo.